Las Chivas ganan esperanza y pierden a Marco Fabián
Doblete de Omar Bravo para la primera victoria del Rebaño bajo la batuta de Almeyda. Marco Fabián fue expulsado y no jugará el clásico.
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Victoria con bilis y crisis diabéticas. El Rebaño, al borde del soponcio, rasguñó la victoria de 2-1 ante el Querétaro gracias a la astucia de Omar Bravo, goleador planetario, digno heredero de las glorias de 'Chava' Reyes. 128 tantos y contando. Cada gol de Bravo es una bocanada de oxígeno para el maltrecho Guadalajara, esperpento institucional, leyenda en ruinas.
Omar Bravo ha terminado la metamorfosis. De espantajo a leyenda, en un santiamén. Su nombre está más allá del bien y del mal. Al superar la marca de 'Chava', se aseguró un futuro inmediato atestado de alabanzas y homenajes, no obstante su carrera bipolar. Bien ganado lo tiene. Al 21', pescó un centro del hiperactivo Fierro. Más bien, eso nos hizo creer la rapidez de la jugada. En realidad, fue Milke quien empujó el balón a su meta. Fuego amigo. Eso ocasiona Bravo: si no emboca él, lo hará quien le custodie. Fabián, de tiro centro, y Enríquez, de cabezazo, siguieron inquietando a Volpi.
El Rebaño siguió al abordaje en la segunda mitad. Minuto 51: otra procesión de Fierro, incombustible, provocó que Bravo se suspendiera en el área y rematara con la órbita ocular. El balón, suplicante, engañó a Volpi, cuyas piernas quedaron clavadas al césped. Si esa fue la intención, aplausos de pie. Dicho y hecho: Bravo ha comprado inmunidad. El partido era un paseo hasta que Marco Fabián barrió a Orbelín Pineda, sin jugar la pelota. Chacón, quizá sorprendido por el césped desgarrado, envió a Fabián al exilio. Roja directa. Y sin Clásico. Pero, qué más da, si Omar Bravo estará. La expulsión de Fabián inspiró a los Gallos, que descontaron gracias a la redención de Milke: cabezazo ajustado, lento, un calco del de Bravo. El Querétaro se abalanzó contra la meta de Rodríguez, pero el empate no llegó. Las Chivas terminaron el partido con lágrimas de bilis y un resoplido inmenso. Primera victoria de la era Almeyda. La respiración boca a boca brindada por Bravo llenó los pulmones del Guadalajara de esperanza. La necesitarán. Aguarda el América.