Vergara la volvió a hacer

Primero, no estoy de acuerdo con los que defienden a capa y espada al Chepo y le pegan visceralmente a Jorge Vergara.

Los números de José Manuel no son buenos y lo que se veía en el campo de juego tampoco era nada espectacular. Pero después de confirmar que el dueño del Guadalajara y su nuevo mejor amigo, José Luis Higuera (comprobado americanista de corazón), habían apalabrado a Matías Almeyda hace más de 15 días, confirmo que las Chivas están en manos de un mentiroso al que difícilmente le saldrán bien las cosas, pues es capaz de pelarse con su sombra y mentirle a su conciencia.

Después de armar las piezas del rompecabezas, entiendo por qué Néstor y el Chepo no han dado la cara; siguen sin firmar sus finiquitos. El caso del entrenador es distinto pues el contrato, que el propio Vergara y su abogado, Arturo Gálvez, diseñaron para que regresara sí o sí, está más blindado que Cristiano Ronaldo en el Real Madrid. Pero igual les están buscando cualquier detallito para no pagarle los casi tres millones de dólares que quedaron pendientes.

Lo que no me queda claro es que, sabiendo que el grupo de Vergara no pasa por la mejor etapa financiera de su historia, siga tomando esta clase de decisiones, apoyado más en las sugerencias de su nuevo confidente, que en números, en antecedentes y con la cabeza bien fría.

Insisto, no defiendo al Chepo, pero seguramente pudo haberle sacado un compromiso, por escrito, para las próximas cinco jornadas, antes de echarlo para traer a un personaje que no conoce al equipo, que nada sabe del fútbol mexicano y que su gran experiencia es en la categoría de ascenso. Seguramente Matías tiene un gran futuro, pero no parece el momento más favorable para comprobarlo.

¿Cómo debe estar la autoestima de Jorge para que, con lo alegre que es para las declaraciones, no se haya animado a aceptar que él decidió despedir al Chepo y autorizar a Matías, por consejo de su grupo de asesores? Es que ya son tantos errores que ahora ya no debe saber a quién responsabilizar de éste; confiaba en que Néstor se lo aventara, pero le fallaron las formas.