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LIGA MX

El Toluca calcina a los Pumas

En un partido vertiginoso e intenso, los Diablos Rojos vencieron 2-1 a los Universitarios con tantos de Triverio y Rodríguez y lograron su segunda victoria. El gol felino lo marcó Matías Britos.

Triverio marcó su segundo gol de torneo ante los Pumas.
Alex CruzEFE

Manjar en el Nemesio Diez. Partido esquizofrénico, demencial, gobernado por el instinto de supervivencia. Así debe jugarse en "El Infierno". Los Pumas de Guillermo Vázquez, muy timoratos en principio, terminaron por soltar garras y rugidos para escapar de las llamas. Los Diablos de Cardozo, bulliciosos y vivarachos, sonríen con la frente empapada de sudor. Esa sonrisa pícara, síntoma de que ha librado la debacle por los pelos: "fiu, de la que me salvé".

La manada del Pedregal lució enclenque en el primer tiempo. El partido marchó bajo el dictado de Ríos y Velasco. Metrónomos. Apenas espabilaba Palacios cuando tuvo que prodigarse a fondo: soportó la triple metralla de Uribe y Triverio. No tuvo demasiada suerte la segunda ocasión: Rodríguez podó la parcela de Van Rankin, sorteó la barrida de Castro y desembuchó un obús que inmoló la meta de Palacios. Carlos Gerardo, o Roberto Carlos. A saber. Acto seguido, Triverio marró bajo el arco, tras un toque de espuela, muy bello, de Rodríguez, ahora enmascarado como Zidane. Triverio tiene un aire mastodóntico; la sensación de que cada que aparece a cuadro, algo grandioso sucederá. Para bien y para mal.

El segundo tiempo fue una bacanal de fútbol. Fútbol en bocanadas. Fútbol salvaje, indomesticable. Un correcalles. Verlo dejó sin aliento. El segundo tanto de los Diablos ya estaba diseñado en la pizarra de Cardozo. Triverio, muy pillo, fue Zanetti contra Inglaterra en Saint Etienne. Emergió de la barrera, enfiló al arco y trazó un túnel bajo las piernas de Palacios. 

Los Universitarios tienden al masoquismo: gozosos de la tortura. Heridos mostró sus mejores colores. Cabrera robó la batuta a Velasco, convertido en gregario, y Fidel Martínez percutió el terruño de Rojas. Fue entonces cuando Cortés flechó el cuero y lo puso en la nuca de Matías Britos. El uruguayo giró la testa, como Borgetti en Oita, y el balón se meció, plácido, como cuerpo bamboléandose en una hamaca, en las redes que resguarda Talavera. El tanto inició el sitio al Toluca. 

Prosiguió un rosario de emociones: Triverio sacó el capote ante la embestida de Verón. Cuando estuvo presto para clavar la espada, Palacios soportó estoico, con los cuernos por delante. Y la chilena de Britos, tan malintencionada como frágil; una comba de Uribe, atajada por Palacios a mano cambiada; una carambola de Triverio: cabezazo, travesaño y balón en órbita. Fútbol sin respiro. 

Toluca escribió "pianissimo" sobre la partitura del partido cuando ya sonaban los acordes finales. Seis puntos y la cima a la vista. ¿Y los Pumas? No todos los domingos serán de verbena.