La defensa portuguesa atiza a Pelé, quien sale del campo de juego lesionado
En la Copa del Mundo de Inglaterra 1966, el futbolista brasileño fue constantemente atacado por los europeos, quienes lo detuvieron con decenas de patadas.
¿Cómo detener al mejor jugador del mundo? Es complicado hacerlo cuando dicho futbolista acapara todos los reflectores. Las miradas estarán sobre él y lo seguirán por cada rincón de la cancha, así como lo hicieron los portugueses en 1966. Durante su encuentro ante Brasil, los europeos no tuvieron otra opción más que usar las agresiones para evitar más daño de su rival a vencer: Pelé.
El astro carioca era el mejor futbolista del momento. Sus movimientos con el balón hacían creer a los defensas que en verdad enfrentaban a un mago. Pelé siempre tuvo una gran técnica y un disparo envidiable, por lo cual para los portugueses era vital detenerlo de cualquier forma posible.
En el tercer juego de la fase de grupos, el número tres presentaba a Portugal en contra de Brasil por el pase a la siguiente ronda. Los sudamericanos debían ganar el encuentro para ganarse su boleto como segundo lugar, pero los lusos no permitieron que su estrella brillara y les hiciera daño.
Ante un Pelé en su mejor etapa, los portugueses no tuvieron otra opción más que acudir a la violencia para dejar a él y a Brasil fuera de la competencia. Patada tras patada, el referente de la Verde-Amarela fue atizado por los rivales. Fue tal el desgaste que tuvo que salir del terreno de juego en diversas ocasiones para ser atendido por los médicos.
“El arbitraje fue algo lamentable y a causa de ese arbitraje lamentable sufrimos la consecuencia que fue la violencia en los partidos”, explicó Joao Havelange, expresidente de la federación brasileña, para el documental “Pelé” de Netflix.
Antonio Ubaldo Rattín, exjugador de Argentina, lo catalogó como “el mundial más violento que ha visto”. En dicho encuentro, Pelé, en una de sus intervenciones por parte de los doctores, fue vendado de la rodilla izquierda. El astro regresó al campo, pero poco pudo hacer con su lesión en la extremidad inferior y Brasil perdió la oportunidad de seguir con vida en el Mundial. Así, de una manera errónea y poco ética, detuvieron al mejor futbolista del mundo.