¿Pemex, al borde del colapso?: la agresiva estrategia de la petrolera que podría acabar en una crisis
Pemex ha gastado casi la mitad de su presupuesto de inversión anual para 2025 durante el primer trimestre del año

Petróleos Mexicanos (Pemex) ha gastado casi la mitad de su presupuesto de inversión anual para 2025 durante el primer trimestre del año, según el reporte de Industry & Energy Magazine.
De los 211,500 millones de pesos asignados para todo el año, la empresa ya ha utilizado 103,300 millones al cierre de marzo, lo que representa el 49% del total. Este ritmo de gasto acelerado ha encendido alertas sobre la sostenibilidad financiera de la petrolera estatal en los próximos meses.

El grueso de estos recursos se ha destinado a las áreas de Exploración y Extracción, que es fundamental para mantener la producción de crudo frente al agotamiento de campos maduros. De los 180,500 millones de pesos presupuestados para esa división, ya se han ejercido 99,600 millones.
En contraste, Transformación Industrial ha registrado un uso mucho menor de su presupuesto: apenas 2,200 millones de los 22,500 disponibles. Esta disparidad refleja el enfoque de Pemex en garantizar el suministro a corto plazo, aunque con riesgos a largo plazo.
El momento del gasto coincide con una reestructura interna relevante. Néstor Martínez dejó la dirección de Exploración y Producción tras apenas seis meses en el cargo. En su lugar, Eduardo Poblano, un perfil técnico de la misma área, fue quien encabezó la reciente llamada con inversionistas.
Este cambio representa una sacudida en la operación de la empresa, justo cuando se necesita una administración eficaz de los recursos ante la presión financiera que enfrenta Pemex.
La preocupación central es que este nivel de gasto anticipado podría comprometer las operaciones en el segundo semestre del año, especialmente si la empresa no logra atraer inversión privada adicional. Pemex arrastra una deuda multimillonaria que la convierte en la petrolera más endeudada del mundo, y su capacidad de maniobra se ve limitada por la necesidad de mostrar resultados sin comprometer aún más su situación financiera.

Además del presupuesto operativo, Pemex enfrenta presiones institucionales y políticas. Este año electoral representa un entorno de incertidumbre, en el que la empresa busca consolidar avances visibles en producción y eficiencia, aunque muchas de sus deficiencias estructurales no se solucionan simplemente con inyecciones de dinero. La administración está bajo lupa, no sólo por sus resultados financieros, sino por el cumplimiento de sus promesas de austeridad.
Precisamente en este contexto, la empresa ha endurecido sus medidas de ahorro. En febrero, durante la Sesión Ordinaria número 1034 del Consejo de Administración, se aprobó el plan CA-001/2025 que impone estrictos controles en el consumo de energía, agua y papelería.
Las acciones incluyen apagar oficinas fuera del horario laboral, instalar sensores de movimiento y restringir el uso de fotocopiadoras. Esta política, ejecutada por la Subdirección de Servicios Corporativos, busca reducir gastos administrativos frente a la crisis.
Sin embargo, estas medidas han generado malestar entre los empleados. Trabajadores que hablaron bajo anonimato reportaron que incluso deben solicitar permiso para ir al baño en algunos centros de trabajo, lo que refleja el nivel de austeridad impuesto.
Las restricciones iniciaron en áreas directivas pero ya se han extendido a otros niveles operativos, elevando la tensión laboral en momentos en los que Pemex necesita estabilidad para enfrentar sus retos de producción y financiamiento.

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