Encontrado un nuevo dinosaurio “único” en México: el Mexidracon, un terópodo con características nunca vistas
El descubrimiento del Mexidracon longimanus en Coahuila, México, revela la rica historia de la región como un paraíso para los dinosaurios hace 72.5 millones de años.

México ha sumado una nueva especie a su ya impresionante lista de dinosaurios, el Mexidracon longimanus, o dragón mexicano de manos largas. Este omnívoro, que habitó el norte del país hace aproximadamente 72,5 millones de años, fue identificado tras una década de trabajo en sus restos.
Con una apariencia similar a la de un avestruz y un par de manos extremadamente largas, este dinosaurio ha desconcertado a la comunidad científica, debido a la particularidad de sus extremidades que nunca antes se habían observado en fósiles de especies similares.

El proceso de identificación del Mexidracon longimanus comenzó en 2014, cuando un equipo de paleontólogos dirigido por Claudio de León halló los restos del ejemplar en la formación geológica Cerro del Pueblo, en el sur de Coahuila. Este sitio es conocido por su abundante registro fósil, que ha permitido descubrir una gran cantidad de especies prehistóricas.
El equipo encontró brazos, patas y algunas vértebras de un fósil que, en un primer momento, resultó difícil de clasificar. La recolección de más huesos, incluidos los de la cintura, permitió completar el esqueleto, lo que facilitó su identificación y análisis detallado.

En 2018, Claudia Serrano Brañas, paleontóloga mexicana y coautora del estudio publicado en la revista Cretaceous Research, se unió al proyecto y asumió la tarea de estudiar los restos en el laboratorio de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila (BENC).
Durante seis años, su equipo trabajó arduamente comparando los huesos con los de otras formaciones geológicas de todo el mundo. El hallazgo de los huesos metacarpianos de Mexidracon longimanus fue lo que más llamó la atención, ya que presentan un alargamiento inusual, con palmas de las manos más grandes que las plantas de los pies, lo que hace de este dinosaurio un caso único.

Aunque aún se necesitan más estudios para entender la función de sus manos largas, se barajan diversas hipótesis. Una de ellas sugiere que estas extremidades podrían haber sido útiles para recolectar vegetación o excavar en busca de insectos y tubérculos, similares a las garras de los perezosos.
Otra teoría plantea que sus manos pudieron haber sido adaptadas para cazar pequeños animales cercanos a la costa, dado que los fósiles de caracoles encontrados en la misma zona sugieren que el Mexidracon longimanus vivió en un entorno cercano a estuarios y bahías.
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Este hallazgo refuerza la idea de que el norte de México albergó especies de dinosaurios endémicas, con características propias que las diferenciaban de aquellas encontradas en otras partes de Norteamérica. La paleontóloga Serrano Brañas explica que los dinosaurios de la formación Cerro del Pueblo son completamente distintos a los de Estados Unidos y Canadá.
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