Elon Musk podrá contruir su propia ciudad en Texas: así será Starbase, un “Silicon Valley futurista”

Elon Musk ha convertido en realidad lo que parecía una fantasía empresarial: su proyecto de SpaceX en Texas ha sido oficialmente reconocido como una ciudad bajo el nombre de Starbase.

La propuesta fue aprobada con una abrumadora mayoría de 212 votos a favor y solo seis en contra, dándole al magnate un inédito nivel de autonomía en suelo estadounidense. Este nuevo estatus legal le otorga el control sobre normativas locales, infraestructura, servicios públicos y movilidad, todo con el propósito de avanzar su ambicioso plan de colonizar Marte.

Starbase se presenta como una ciudad corporativa moderna, en la que SpaceX tiene dominio absoluto. Inspirada en las company towns del siglo pasado, la urbe es gobernada por una comisión conformada únicamente por empleados de alto nivel de la empresa.

Este modelo le permitirá a Musk sortear la burocracia tradicional que ralentizaba el desarrollo del sistema de lanzamiento Starship, clave en sus planes interplanetarios. Al no requerir ya permisos del condado, podrá ejecutar obras, cerrar carreteras y gestionar recursos con mayor agilidad.

Kathryn Lueders, directora general de Starbase, explicó que la iniciativa eliminará barreras innecesarias a la innovación. Incluso antes del reconocimiento oficial como ciudad, SpaceX ya había comenzado a construir un entorno funcional para sus trabajadores, incluyendo servicios de salud y educación con proyectos como la escuela Astra Nova. La idea es consolidar un ecosistema que atienda todas las necesidades laborales y personales del personal técnico y científico.

La estructura de gobierno de Starbase refuerza su carácter cerrado y vertical. El vicepresidente de pruebas, Bobby Peden, fue nombrado alcalde, junto a Jenna Petrzelka y Jordan Buss como miembros de la comisión, sin oposición alguna.

Este control total ha generado críticas por parte de quienes cuestionan la falta de transparencia y representatividad, especialmente ante los planes de expansión hacia áreas naturales, como playas y reservas ecológicas, lo que ha encendido alertas entre ambientalistas y comunidades locales.

Actualmente, solo unos 260 empleados viven dentro del territorio de Starbase, mientras que cerca de 3,000 deben trasladarse desde lugares como Brownsville. Con la nueva autonomía legal, Musk podrá edificar viviendas, hospitales y centros educativos exclusivamente para sus trabajadores, consolidando así una ciudad diseñada a medida para las operaciones de SpaceX y desconectada de la gestión gubernamental tradicional.

Elon Musk visualiza Starbase como un nuevo centro mundial de tecnología, una especie de Silicon Valley futurista bajo su control absoluto. Similar a modelos como Toyota City en Japón o el campus de Huawei en China, la ciudad busca ser un imán para el talento científico y tecnológico.

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Para muchos, este experimento urbano representa una visión del futuro; para otros, el nacimiento de un modelo corporativo con riesgos para la gobernanza democrática. Lo cierto es que Musk ya tiene su base desde la cual quiere dar el gran salto hacia Marte.

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