Adiós al mercado de piernas

Ciudad de México

Este verano no tenemos Mundial y ni el mercado de fichajes va a tenernos entretenidos mientras las ligas locales vuelven a arrancar en Europa.

Lewandowski llegó al Barcelona; lo que empezó como un amor imposible hoy es una realidad que ilusiona a los culés y al propio polaco, que hizo todo por poderse vestir de blaugrana. Ahora Cristiano busca equipo, uno con el que pueda jugar Champions. El United estaba en esa posición cuando
se fichó al luso, quien ahora no tiene temporadas que perder tratando de regresarlos a la máxima competición europea. Así que se habla del Atlético de Madrid y del Barça, equipos en los que veo muy difícil, por no decir imposible, la llegada del portugués. ¿Quién levanta la mano por Cristiano? Quién lo diría hace unos años...

Ahora veo una clara tendencia en el mercado de fichajes. Ante las cláusulas absurdas que ponen los clubes para retener a los jugadores, los futbolistas tienen que esperar a terminar contrato para cambiar de equipo. Todo esto inició con el fichaje de Neymar al PSG en 2017, cuando los parisinos pagaron oficialmente 222 millones de euros por el brasileño.

Por irónico que parezca, esa cantidad de dinero, aunado a las malas decisiones de la directiva, es lo que ahora tiene al Barcelona con una deuda de 1,300 millones de euros, aproximadamente. Es por eso que la llegada de Lewandowski se veía complicadísima, porque el FairPlay financiero trata de evitar que los clubes se ahoguen y los obliga a mantener finanzas sanas o, por lo menos, lo más sanas posibles. Claro, aunque no aplican las mismas reglas para todos los equipos...

Con mucho dinero en la mano, conocimiento de todos; con prisa y con el mercado inflado gracias a la venta de Neymar, el Barça fichó a Dembelé por 105 millones de euros. La mayor cifra de Dembelé en su paso por el Barcelona ha sido la de lesiones; en su mejor temporada anotó 10 goles. La desesperada solución al problema del francés fue pagar 160 millones de euros por Coutinho. En seis meses se fue lo ganado por la venta de Neymar en dos jugadores que fueron un auténtico fracaso para el club y que solo hicieron que el mercado se inflara más.

Quitando el de Neymar, el fichaje más caro en el 2017 fue de 75 millones de euros por Lukaku para el Manchester United. Dos años después el Atlético de Madrid fichó a Joao Félix por 126 millones de euros; el mercado se volvió loco y se disparó desproporcionalmente en muy poco tiempo. La cláusula de rescisión de Joao está en un billón de euros, lo cual hace imposible fichar al jugador mientras tenga contrato vigente. Es por eso que la dinámica del mercado está cambiando.

Que un club cada vez pida más por un jugador no quiere decir, necesariamente, que el equipo que lo va a comprar tenga el mismo incremento en su presupuesto para comprarlo. Mientas los clubes-Estado se mantengan reventando el mercado, los jugadores se ven sin más opciones que acabar contrato y ser libres, es lo que pasó en el caso de Pogba, Alaba, Thiago Silva, Cavani y, por supuesto, el más sonado y más famoso: Lionel Messi. Es la misma fórmula que el Madrid iba a utilizar para fichar a Mbappé.

No es casualidad que los fichajes más sonados este verano sean delanteros que están por encima de los 30 años y, en el caso concretó de Cristiano, con una clara y natural curva descendente de rendimiento, lo que lo ha convertido en un delantero normal. Si el mercado no se ajusta al presupuesto de los equipos, a la capacidad de los patrocinadores, a los costos de las directivas, la emoción y la competencia por el mercado de piernas dejará de existir.