Ni todo eléctrico, ni todo gasolina: La “playlist” de GM México en 2025
Desde el dominio en producción y la estrategia de electrificación, hasta la llegada de Checo Pérez a Cadillac.
El cierre de un año en la industria automotriz suele estar lleno de cifras frías y proyecciones optimistas que muchas veces se quedan en el papel. La realidad es que, al escuchar el balance de 2025, queda claro que la estrategia de General Motors México ha sido jugar a dos bandas con una habilidad sorprendente: mantener contentos a los puristas de la gasolina mientras empujan con fuerza hacia la electrificación.
Paco Garza, presidente y director general de GM México, recurrió a una analogía musical bastante atinada al comparar el año con un “Spotify Wrapped”, y la verdad es que la lista de reproducción de la marca tiene ritmos muy variados, algunos esperados y otros que han tomado por sorpresa incluso a los analistas más experimentados.
El músculo de la manufactura nacional
Resulta imposible ignorar el peso industrial que la compañía tiene en nuestro territorio. Producir más de 800,000 vehículos en once meses no es una hazaña menor, especialmente si consideramos los retos logísticos globales que aún persisten.
General Motors México se ha consolidado como el líder en producción a nivel nacional, superando en volumen de ensamblaje a competidores históricos como Nissan. La diferencia radica en el enfoque.
Mientras otras marcas masivas dependen fuertemente del mercado interno para mover sus unidades producidas localmente, GM ha convertido a sus complejos de Ramos Arizpe, San Luis Potosí y Silao en auténticas potencias de exportación.
Enviar más de 700,000 unidades a 40 países confirma que la mano de obra mexicana es el pilar fundamental para la corporación a nivel global. El consumidor local a veces pierde de vista esto, pero cada vez que vemos una GMC Sierra o una Chevrolet Silverado en la calle, estamos viendo un producto que sostiene economías enteras en el Bajío y el norte del país.
La competencia, aunque fuerte en ventas locales, rara vez alcanza estos niveles de integración con el mercado de exportación, lo que le da a GM una solidez financiera distinta, menos dependiente de los vaivenes de la economía doméstica.
La batalla por el segundo lugar y el consumidor real
En el terreno de las ventas domésticas, la situación se pone más interesante. Cerrar el año con más de 180,000 unidades comercializadas coloca a la firma cómodamente en el segundo lugar de ventas, solo por detrás de Nissan.
Aquí es donde el análisis se vuelve crítico. General Motors México ha decidido no pelear la guerra de precios en el segmento más bajo con la misma intensidad que las marcas chinas o que la propia Nissan.
La estrategia ha sido subir el nivel. El portafolio se ha renovado para ofrecer productos que, si bien son más costosos, entregan mayor equipamiento y tecnología. Chevrolet Groove y la nueva generación de Traverse son prueba de ello.
Al consumidor le están diciendo: “quizá no somos la opción más barata, pero sí la que te da más valor por tu dinero en términos de seguridad y conectividad”. Es una apuesta arriesgada en un mercado sensible al precio, pues marcas de autos chinas están acechando con propuestas agresivas. Aun así, la lealtad del cliente mexicano hacia el “corbatín” sigue siendo un activo invaluable que la marca ha sabido capitalizar.
Electrificación vs. Hibridación
Uno de los puntos más reveladores de este 2025 ha sido la flexibilidad en la estrategia de propulsión. Durante mucho tiempo, el discurso desde Detroit fue “todo eléctrico”, saltándose el paso de los híbridos. La realidad del mercado y la infraestructura, tanto en México como en Estados Unidos, ha obligado a matizar esa postura.
El lanzamiento de la Chevrolet Equinox EV ha sido un éxito rotundo, posicionándose rápidamente en el top 3 de ventas de eléctricos. Es un producto bien logrado, con buen rango y un precio que, para ser un eléctrico, resulta competitivo.
La sorpresa mayúscula, y quizás la jugada maestra del año, fue la introducción de la Chevrolet Captiva PHEV. Este vehículo híbrido enchufable rompe con el dogma del “todo eléctrico” y ofrece una solución real para el usuario que aún teme quedarse sin carga en carretera. Con más de 1,000 kilómetros de rango combinado, este movimiento pone a General Motors México en una posición de ventaja frente a marcas que solo ofrecen una u otra tecnología. Es una lectura correcta del mercado: el futuro es eléctrico, pues el presente todavía necesita gasolina.
Lujo, Fórmula 1 y la joya de la corona
Si miramos hacia la parte alta de la pirámide, el desempeño de las marcas premium (Buick, GMC y Cadillac) ha sido notable. Lograr el segundo lugar en ventas totales de marcas de lujo no es sencillo cuando tienes enfrente a titanes alemanes como BMW o Mercedes-Benz.
La clave ha estado en la renovación de producto. La GMC Terrain, orgullosamente hecha en México, y la nueva Buick Enclave han refrescado una oferta que por momentos se sentía estancada.
Pero el verdadero golpe mediático y de imagen viene de la mano del deporte motor. La confirmación de Checo Pérez como piloto para el equipo Cadillac en la Fórmula 1 para 2026 es, posiblemente, la jugada de marketing más grande de la década para la marca.
No se trata solo de carreras; se trata de asociar el lujo y el desempeño de la nueva línea eléctrica, como la Cadillac LYRIQ y la impresionante Escalade IQ, con el máximo ídolo deportivo del país.
Esta asociación busca rejuvenecer a Cadillac, una marca que históricamente se asociaba con un público mayor, y ponerla en el radar de una generación que busca tecnología y estatus.
La competencia no tiene una carta tan fuerte en este momento. Audi entrará a la F1, claro, pero tener al piloto local en tu escudería genera una conexión emocional que ninguna ficha técnica puede igualar.
Responsabilidad social
Sería injusto terminar este análisis sin tocar la parte humana. Las corporaciones suelen usar la responsabilidad social como un requisito para sus informes anuales. En el caso de General Motors México, iniciativas como la Brigada Cheyenne se sienten auténticas. Utilizar la capacidad todoterreno de sus vehículos para llevar ayuda en desastres naturales, como las inundaciones en Veracruz, valida el producto en situaciones reales y extremas.
Cumplir 15 años apoyando la lucha contra el cáncer de mama o celebrando 90 años de historia en el país habla de una empresa que entiende que no solo vende máquinas, sino que forma parte del tejido social.
La reputación corporativa es un activo intangible que, en momentos de crisis, puede ser la diferencia entre que el consumidor te elija a ti o a la nueva marca que acaba de llegar.
2025 ha sido un año de consolidación y de ajustes inteligentes. La marca ha demostrado capacidad de reacción ante un mercado cambiante, abrazando los híbridos cuando fue necesario y acelerando los eléctricos donde había oportunidad.
El reto para 2026 será mantener este ritmo frente a una competencia asiática que no da tregua y aprovechar al máximo el “efecto Checo” para impulsar su gama alta. Por ahora, la orquesta de GM suena afinada, potente y, sobre todo, muy consciente de su ritmo.