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K.I.T.T. El auto increíble tenía tecnologías que hoy se usan en el coche

Lo que entonces parecía pura magia televisiva, hoy es una realidad tangible en nuestro día a día.

K.I.T.T. El auto increíble tenía tecnologías que hoy se usan en el coche
Luis Hernández del Arco
Actualizado a

Resulta fascinante observar cómo ciertas fantasías de la pantalla chica terminan por materializarse en nuestro día a día. Uno de los ejemplos más emblemáticos es, sin duda, Kitt El auto increíble, aquel Pontiac Trans Am negro que, más que un simple vehículo, se convirtió en un ícono cultural de la decada de 1980.

Así es, la serie “Knight Rider” nos presentó un futuro donde la inteligencia artificial y la ingeniería automotriz convergían de una manera espectacular, y aunque en su momento parecía un delirio de guionistas, hoy, muchas de sus proezas tecnológicas son una realidad palpable en los autos que circulan por nuestras calles.

Aquella voz metálica y serena que emanaba del tablero, capaz de conversar con Michael Knight, no era otra cosa que una versión primigenia de los asistentes de voz que hoy son estándar en la industria automotriz.

Sistemas como Siri, Alexa o el Asistente de Google, integrados en nuestros coches, nos permiten realizar llamadas, seleccionar música o navegar por el GPS con una simple instrucción verbal, replicando esa interacción casi humana que tanto nos maravillaba.

Un dato curioso es que el característico sonido del escáner rojo frontal de K.I.T.T. no fue una creación digital compleja, sino una adaptación del sonido de un Cylon de la serie “Battlestar Galactica”, mostrando cómo la creatividad a menudo recicla y resignifica elementos de su propio universo.

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La autonomía y la conciencia situacional: De K.I.T.T. a los autos modernos

Otro de los pilares fundamentales de kit el auto increíble era su capacidad para conducirse solo, una proeza que entonces parecía pertenecer a un futuro muy lejano. El famoso “Modo de Persecución” o el “Piloto Automático” son los abuelos conceptuales de los actuales sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS).

Tecnologías como el control de crucero adaptativo, que mantiene una distancia segura con el vehículo de enfrente, o el asistente de mantenimiento de carril, que corrige nuestra trayectoria, son ecos directos de las habilidades de K.I.T.T.

Aun cuando la conducción autónoma total de nivel 5 sigue siendo un horizonte en desarrollo, los vehículos actuales ya poseen una “conciencia situacional” que habría sido la envidia del propio Devon Miles.

Mediante una red de sensores, radares y cámaras, los autos modernos pueden detectar obstáculos, peatones e incluso anticipar posibles colisiones, activando frenos de emergencia de manera autónoma.

Resulta interesante saber que, para las escenas en las que el auto se manejaba solo, se utilizaban varios trucos; en ocasiones, un conductor especialista iba oculto en un asiento modificado, y otras veces, el vehículo era remolcado. El costo de transformar cada Pontiac Firebird Trans Am en K.I.T.T. rondaba los 18,000 dólares de la época, una suma considerable que se destinaba principalmente a las modificaciones del tablero y la nariz del auto.

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La integración de la tecnología como copiloto

El legado de kit el auto increíble trasciende la mera enumeración de sus gadgets. Lo verdaderamente disruptivo de la serie fue la idea de un automóvil como un compañero, un ente proactivo que velaba por la seguridad y el bienestar de su ocupante.

El reloj de pulsera con el que Michael se comunicaba con K.I.T.T. es un claro precursor de las aplicaciones móviles que hoy nos permiten interactuar con nuestro vehículo a distancia.

Desde verificar el estado de la batería en un auto eléctrico hasta climatizar el habitáculo antes de entrar, la conexión remota es una realidad que expande la experiencia de propiedad más allá del simple acto de conducir.

Incluso la estructura molecular casi indestructible de K.I.T.T. encuentra un paralelismo, aunque más modesto, en los avances en materiales y seguridad pasiva. Los chasis reforzados, las aleaciones de alta resistencia y las múltiples bolsas de aire buscan proteger a los ocupantes con un celo que, si bien no alcanza la invulnerabilidad ficticia, sí refleja esa misma prioridad fundamental por la vida humana.

Uno de los secretos mejor guardados de la producción fue el diseño del interior. El tablero, lleno de luces y botones, fue creado por el diseñador Michael Scheffe, quien se inspiró en los controles de los aviones para darle esa apariencia tan tecnológica y compleja que fascinó a millones de espectadores.

En definitiva, volver la vista hacia “Knight Rider” es mucho más que un ejercicio de nostalgia. Es reconocer que las grandes ideas, por fantásticas que parezcan, a menudo siembran la semilla de la innovación futura. Kit el auto increíble no solo nos entretuvo; también nos hizo soñar con un futuro en el que la tecnología automotriz estaría a nuestro servicio de formas que apenas comenzábamos a imaginar.

Hoy, ese futuro ya está aquí, y aunque nuestros autos no salten por los aires con un botón de “Turbo Boost”, la esencia de esa colaboración inteligente entre el hombre y la máquina está más presente que nunca, demostrando que, a veces, la ciencia ficción es solo una hoja de ruta hacia la realidad.

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Ted Seven aka Ted7

Sobre la creación y el auto

K.I.T.T. no es un nombre al azar. Son las siglas de Knight Industries Two Thousand, haciendo referencia a su creador en la serie, Wilton Knight, y a la visión futurista del año 2000.

El auto base era un Pontiac Firebird Trans Am de 1982. La General Motors estaba tan complacida con la popularidad que ganó el modelo gracias a la serie, que le suministró los vehículos a la productora por el simbólico precio de 1 dólar por cada auto.

A lo largo de las cuatro temporadas, se utilizaron entre 20 y 23 autos. No todos eran iguales; existían versiones específicas para diferentes necesidades:

El icónico sonido pulsante del escáner rojo frontal no fue una creación original para la serie. Fue una versión modificada del sonido de los Cylon de la serie de ciencia ficción “Battlestar Galactica” (1978), también creada por Glen A. Larson.

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El futurista volante en forma de “U” o de control de avión era visualmente espectacular, pero muy poco práctico para conducir. Los propios actores y dobles se quejaban de lo difícil que era maniobrar con él, por lo que a menudo se usaban ángulos de cámara específicos para disimular la dificultad.

Para lograr los famosos saltos del “Turbo Boost”, no se usaba un Pontiac real. Generalmente se lanzaba una maqueta ligera de fibra de vidrio desde una rampa, y la magia de la edición y los efectos de sonido hacían el resto.

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