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Esta marca de autos con el sello “Hecho en México” duplica su producción

A contracorriente de sus competidores, GML apuesta por el ensamble local y una robusta red de posventa para consolidarse.

Foto: JAC
Luis Hernández del Arco
Actualizado a

En un mercado automotor mexicano cada vez más competido por la llegada de nuevos jugadores, principalmente de origen asiático, una marca ha logrado trazar una ruta distinta. JAC, el fabricante de origen chino, bajo la dirección de Giant Motors Latinoamérica (GML).

Tras su fundación, esta empresa vinculada al empresario Carlos Slim, no solo ha encontrado un terreno fértil en México, sino que está redefiniendo las reglas del juego. Con su crecimiento sostenido y un aumento en la demanda en los últimos meses, ahora ha decidido duplicar la producción en su planta de Ciudad Sahagún, Hidalgo.

No hay duda que la narrativa de JAC en México se distancia del guión tradicional de las marcas extranjeras. Mientras muchos competidores se centran en una estrategia de importación directa, GML ha apostado por el ensamble local como pilar fundamental.

Esta decisión, lejos de ser un mero detalle logístico, se ha convertido en su más potente diferenciador. Así, el sello “Hecho en México” impreso en cada vehículo que sale de la línea de producción de Hidalgo genera una conexión inmediata con un consumidor que valora la creación de empleos y la inversión en el país. Se trata de un sentimiento de pertenencia y orgullo que pocas marcas pueden evocar.

Esta marca de autos con el sello “Hecho en México” duplica su producción
Foto: JAC

Una estrategia que desafía al mercado

Este éxito de JAC no se explica únicamente por el patriotismo industrial. Detrás del crecimiento exponencial se encuentra una estrategia meticulosamente planeada para atajar una de las principales preocupaciones del consumidor: el servicio posventa.

Y es que la desconfianza hacia las nuevas marcas a menudo radica en la incertidumbre sobre la disponibilidad de refacciones y el soporte técnico. Consciente de ello, GML ha realizado una inversión estratégica en su centro de almacén de partes, buscando garantizar un fill rate del 97.5% en menos de 24 horas. Esta capacidad de respuesta inmediata es un golpe directo a los temores del mercado y construye una confianza que el dinero de la publicidad por sí solo no puede comprar.

Consecuentemente, la firma se posiciona no como un vendedor de autos, sino como un proveedor de soluciones de movilidad a largo plazo. Tanto la ampliación de la planta, con una inversión inicial de tres mil millones de pesos, como la construcción de nuevas líneas de ensamble, un centro de distribución y hasta una pista de pruebas, son testimonio de un compromiso que va más allá de las ventas trimestrales.

Esta marca de autos con el sello “Hecho en México” duplica su producción
Foto: Cortesía JAC

El reto de una competencia feroz

Eso sí, el camino no está exento de desafíos. Y es que, el segmento en el que compite JAC es uno de los más reñidos del mercado. Esta marca se enfrenta a rivales formidables, incluyendo vehículos también de origen chino pero arropados por el prestigio y las gigantescas redes de conglomerados automotrices ya establecidos.

Estos competidores ofrecen una red de distribuidores y talleres con décadas de presencia en cada rincón del país, un factor que pesa enormemente en la decisión de compra de muchos mexicanos.

Aquí es donde la estrategia de JAC se pone a prueba. Por ello, debe comunicar eficazmente que su respaldo, aunque más joven, es igualmente sólido y, quizás, más especializado. El enfoque en un almacén centralizado y eficiente es su principal argumento.

La batalla no se librará solo en el precio o el equipamiento, donde son muy competitivos, sino en la percepción de confianza y respaldo a largo plazo. La capacidad de JAC para ofrecer una experiencia posventa impecable será crucial para fidelizar a sus clientes y competir de tú a tú con gigantes establecidos.

Esta marca de autos con el sello “Hecho en México” duplica su producción
JAC

Más que autos

Lo que realmente distingue a GML y su manejo de JAC es la visión que Elías Masri, CEO de la compañía, ha articulado: construir la única automotriz verdaderamente mexicana. Este discurso resuena con fuerza en un país con una profunda vocación manufacturera.

No se ven a sí mismos como una filial de una empresa extranjera, sino como una empresa mexicana que decide, produce e invierte localmente. La reinversión de las utilidades en el país y la creación de miles de empleos directos e indirectos son hechos que validan esta narrativa.

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A grandes rasgos, el fenómeno de JAC en México es un caso de estudio fascinante. Su éxito se cimenta sobre tres pilares: una identidad fuertemente ligada a la producción nacional, una inversión estratégica en la infraestructura posventa para generar confianza y una visión de negocio que trasciende la simple comercialización para convertirse en un proyecto industrial con raíces mexicanas.

La duplicación de la producción no es el final del camino, sino el inicio de una nueva etapa. El verdadero reto será mantener este impulso, innovar constantemente y demostrar que el sello “Hecho en México” es sinónimo de calidad, respaldo y competitividad a nivel mundial.

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