¿Cuántos autos a crédito se venden en México? Cifras y análisis
Cuántos autos a crédito se venden en México. Un análisis crítico sobre el financiamiento, los plazos a 60 y 72 meses, y el dominio absoluto de las financieras de marca en el mercado nacional.

La sensación de adquirir un vehículo nuevo, compuesta por sus materiales y la promesa de movilidad, equivale para la mayoría de los consumidores en México, en la práctica, a la firma de un contrato de financiamiento.
Existe una percepción generalizada de que la industria automotriz vive un auge, con calles que ven renovar su parque vehicular constantemente. Pero esa vitalidad no proviene de un incremento en el poder adquisitivo o de la cultura del ahorro; proviene directamente de la accesibilidad y omnipresencia del crédito.
Un vistazo profundo a las cifras lo confirma. Según los datos más recientes de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Jato Dynamics y Urban Science, correspondientes al periodo de enero a agosto de 2025, en México se vendieron 969,386 vehículos ligeros. De esa impresionante cifra, 579,919 unidades fueron adquiridas mediante algún tipo de financiamiento.
Esto significa que casi seis de cada diez autos vendidos en el país (un 59.7%) no se pagaron de contado. Este número no es simplemente un dato estadístico; es el pilar que sostiene a toda la industria. El mercado mexicano no es un mercado de compradores de autos, es fundamentalmente un mercado de compradores de deudas aceptables.

El Dominio de las Financieras de Marca
El primer punto que define este mercado es quién presta el dinero. El imaginario colectivo podría pensar en los grandes bancos tradicionales como los principales facilitadores. La realidad es drásticamente distinta.
Del total de colocaciones, un abrumador 80.05% proviene de las “Financieras de Marca”. Es decir, las propias instituciones financieras de los fabricantes (como GM Financial, Toyota Financial Services, NR Finance de Nissan, etc.). Los bancos comerciales se quedan con una rebanada mucho menor, apenas un 18.68% del pastel. El autofinanciamiento es casi anecdótico, con un 1.26%.
Este fenómeno tiene una explicación lógica: la financiera de marca no es un simple prestamista; es una herramienta de mercadotecnia. Está integrada en el piso de venta.
Mientras un banco compite por tasas de interés, la financiera de la armadora compite por mover el inventario. Ofrece promociones que un banco no puede, como meses sin intereses, comisiones por apertura gratis o bonos aplicados directamente al precio.
De esta forma, la financiera de marca crea un ecosistema cerrado. Controla el producto (el auto) y controla el mecanismo de pago. Para el comprador, la conveniencia es máxima, pues en un mismo lugar elige, prueba y firma los papeles de los autos a crédito.
Dime qué compras y te diré cómo pagas
El apetito por el financiamiento no es homogéneo; varía enormemente según el tipo de vehículo y, de manera muy reveladora, el origen del mismo.
Las cifras muestran que las marcas de origen chino son las más dependientes del crédito, con un 71.9% de sus ventas realizadas bajo este esquema. Esto evidencia una estrategia de penetración de mercado sumamente agresiva: para ganar terreno rápidamente, están utilizando el financiamiento flexible como punta de lanza.
En los segmentos de mayor volumen, el comportamiento es similar. Los vehículos de Usos Múltiples (SUVs y Crossovers), que son los favoritos del mercado, se financian en un 64.3%. Los Subcompactos, el escalón de entrada para muchos, les siguen de cerca con un 64.0%.
En contraparte, los segmentos de nicho y aspiracionales muestran una realidad diferente. En los autos De Lujo, la penetración del crédito baja al 48.4% y en los Deportivos cae al 49.9%. En estos niveles, existe una mayor liquidez por parte de los compradores, quienes pueden optar por pagar de contado o utilizar el crédito de forma estratégica, no por necesidad imperiosa.

La geografía del crédito
Un análisis fascinante es cómo se distribuye el financiamiento a nivel geográfico. El mapa de México se parte en dos realidades económicas y culturales.
El norte del país vive bajo una cultura de crédito mucho más arraigada. La región Noroeste presenta los índices más altos de financiamiento en compras al menudeo, con cifras espectaculares en estados como Sonora (89.1%) y Baja California (80.7%). Estas zonas, con economías muy ligadas a la industria y al comercio con Estados Unidos, adoptan el financiamiento como el método estándar de compra.
Mientras tanto, el centro y sur del país, aunque siguen dependiendo del crédito, son más moderados. La media nacional de financiamiento al menudeo (excluyendo flotillas) es del 73.0%. Sorprendentemente, entidades con gran volumen como la Ciudad de México (70.4%) o el Estado de México (68.2%) se sitúan por debajo de esa media. Y estados como Tlaxcala (60.7%) o Guerrero (58.1%) muestran una dependencia mucho menor.
Esto sugiere que en el centro-sur persiste una mayor proporción de compras de contado o, posiblemente, mecanismos de economía informal que no pasan por los registros financieros tradicionales.
El contrato de 60 meses: ¿Facilidad o atadura?
Aquí yace el corazón del análisis crítico: ¿cómo se pagan esos 579,919 vehículos? La respuesta está en el plazo. El comprador mexicano promedio no pregunta “¿cuánto cuesta el auto?”, sino “¿cuánto me queda la mensualidad?”.
Para lograr que esa mensualidad sea baja y psicológicamente “manejable”, los plazos se han extendido a niveles que antes eran impensables. El plazo estrella en la mayoría de los segmentos populares es de 60 meses, es decir, cinco años.
En los Subcompactos, el 41% de los créditos son a 60 meses, y un alarmante 22.8% se va a 72 meses (6 años). En las Pick Ups, el 27.9% es a 60 meses y el 27.9% es a 72 meses o más.
Esta extensión de los plazos es un espejismo de asequibilidad. Permite que una persona con un ingreso determinado acceda a un vehículo de un precio que, objetivamente, estaría fuera de alcance. El problema es que el costo financiero se dispara. A 72 meses, un comprador puede terminar pagando intereses que equivalen a una fracción muy significativa del valor original del auto.
Peor aún, este modelo crea una “lealtad forzosa”. A los tres o cuatro años, el valor de depreciación del auto es casi siempre mayor que el capital pagado. El propietario queda “sumergido”: debe más de lo que vale el auto. Esto le impide cambiarlo o venderlo, atándolo al contrato hasta el final.
Una cartera vencida mínima (1.09%)
Cualquiera pensaría que un mercado tan apalancado y con plazos tan largos sería una bomba de tiempo financiera. Los datos revelan el secreto mejor guardado de la industria: es un negocio increíblemente seguro para quien presta.
La cartera vencida del crédito automotriz otorgado por la banca comercial es de apenas 1.09% (agosto 2025). Este índice es ridículamente bajo si se compara con el de las tarjetas de crédito (4.87%) o los préstamos personales (3.03%).
¿Por qué los mexicanos pagan tan bien sus autos, pero no sus tarjetas? La respuesta es simple: el crédito automotriz es un préstamo garantizado. El auto no es realmente del comprador hasta que paga la última letra; es la garantía (prenda) del préstamo.
Si el cliente deja de pagar, la financiera (o el banco) simplemente inicia un proceso para recuperar el activo. El riesgo para el prestamista es mínimo. El sistema está diseñado para ser robusto y rentable para la institución financiera. El consumidor asume todo el riesgo de la depreciación, mientras el prestamista retiene la propiedad del activo.
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La venta de autos a crédito es el aceite que lubrica todo el engranaje de la industria automotriz en México. Es un sistema que ha priorizado la “mensualidad” sobre el “precio total”, permitiendo a cientos de miles de personas estrenar un vehículo.
Es un modelo que funciona, y funciona muy bien para las marcas y sus brazos financieros. Para el consumidor, es una puerta de acceso que viene con un contrato de cinco o seis años.
Puntos clave
- Dominio del crédito: Casi 6 de cada 10 vehículos ligeros nuevos en México se venden a crédito (59.7% del total de enero a agosto de 2025).
- Financieras de marca mandan: El 80.05% de todo el financiamiento es otorgado por las financieras de las propias armadoras, no por los bancos.
- Segmentos más apalancados: Las marcas chinas (71.9%), SUVs (64.3%) y Subcompactos (64.0%) son los que más dependen del financiamiento para vender.
- Plazos extendidos: El plazo más popular es de 60 meses (5 años), con una presencia creciente de 72 meses (6 años), buscando reducir la mensualidad.
- División geográfica: El norte del país (Sonora 89.1%) usa mucho más el crédito que el centro-sur (CDMX 70.4%, por debajo de la media retail de 73.0%).
- Negocio seguro (para el prestamista): La cartera vencida es mínima (1.09%) porque el auto funciona como garantía física del préstamo, minimizando el riesgo para la financiera.

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