¿Cuál es la marca de autos más popular en México en 2025?

Si se sale a la calle hoy mismo en Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, se notará algo curioso. Entre el mar de autos tradicionales, hay unas luces traseras continuas que se repiten cada vez más. No aparecen en los reportes oficiales del INEGI de la misma forma que los demás, pero están ahí.

Y es que, aunque las cifras oficiales a veces tardan en reflejar la realidad, lo que ocurre en los pisos de venta cuenta una historia diferente. BYD se ha convertido, casi sin pedir permiso, en el protagonista indiscutible de 2025.

Hablemos claro y quitémonos las máscaras corporativas. Lo que estamos viendo este año no es un simple crecimiento; es una invasión estratégica ejecutada con precisión quirúrgica. Mientras los conglomerados históricos ajustan sus estrategias globales para mantener cuota de mercado, la firma china decidió que 2025 no sería el año de intentar, sino el año de dominar.

Los números “fantasmas”

Resulta interesante escuchar a los directivos de la marca hablar con esa seguridad. No titubean al mencionar cifras que, para otros, serían sueños guajiros. Cerrar este 2025 cumpliendo el agresivo reto de 80,000 unidades vendidas y poner la mira en romper la barrera de las 100,000 (apuntando incluso a las 120,000) para 2026 no es poca cosa.

Estamos hablando de volúmenes que colocan a la marca cómodamente dentro del Top 10 de ventas nacionales, codeándose con los que llevan décadas aquí.

Y aquí viene el punto crítico. Muchos analistas se preguntan cómo lo lograron tan rápido. La respuesta está en la red. Llegar a 100 puntos de venta (o “tiendas”, como les gusta llamarlas para quitarle ese peso burocrático de “agencia”) antes de que termine el año es una locura logística.

Abrir una agencia requiere inversión, confianza y ladrillos. Convencer a grupos para que apuesten su capital y reputación no se logra con promesas vacías. Se logra con rentabilidad.

Y es que la obsesión no es solo vender coches, sino que el distribuidor gane dinero. Tener un promedio de ventas de 200 unidades por tienda es un número que haría sonreír a cualquier gerente comercial de otras marcas de autos. Esa salud financiera de la red es lo que garantiza que, cuando se lleve el auto a servicio, la agencia siga existiendo y tenga refacciones.

El fenómeno del “coche democrático”

Durante años, tener un eléctrico era un lujo reservado para quienes podían pagar precios de seis o siete cifras altas. Entonces llegó el Dolphin Mini. Este pequeño auto hizo por la movilidad eléctrica lo que los smartphones baratos hicieron por el internet móvil: democratizarlo. Cambió el chip del consumidor mexicano. De pronto, el “no puedo tener un eléctrico” se transformó en “¿y por qué no?”.

Pero quedarse solo con el auto pequeño sería un error de análisis. La estrategia de producto es mucho más agresiva. La introducción de híbridos enchufables con autonomías combinadas que superan los 1,000 kilómetros elimina de un plumazo el miedo a quedarse tirado en la carretera a Cuernavaca o Acapulco. Y atención a esto, porque la promesa tecnológica para el próximo año es brutal: autonomías de 2,000 kilómetros.

Imagina lo que eso significa para la competencia. Marcas que dependen de motores de combustión tradicionales o híbridos convencionales tendrán que replantearse cómo vender un auto que te obliga a visitar la gasolinera cada semana, cuando la competencia te ofrece visitar la electrolinera (o tu enchufe de casa) una vez al mes.

No todo es miel sobre hojuelas

Sería irresponsable pintar un panorama color de rosa sin matices. Crecer a este ritmo trae dolores de cabeza. La logística de refacciones, la saturación de los talleres de servicio y la capacitación técnica de los mecánicos son retos titánicos. El equipo de BYD lo sabe.

Escuchamos en sus reuniones internas cómo celebran haber superado “accidentes” en el camino y rutas difíciles. Esa metáfora aplica perfectamente a su operación.

El mercado mexicano es noble pero implacable. Si se falla en la postventa, el amor se acaba rápido. Hasta ahora, la percepción es positiva, pero mantener ese nivel de satisfacción con 100 mil coches rodando en la calle es un desafío logístico monumental.

A diferencia de marcas con cien años de historia y cadenas de suministro establecidas, aquí se está construyendo el avión mientras vuela.

La estrategia de no entrar en guerra

Un punto que me pareció brillante del análisis de sus directivos es la negativa a entrar en una guerra de precios. “Descuentos y promociones dañan el valor de marca y el valor de reventa”, dijeron. Y tienen toda la razón. Veremos si pueden mantener esa postura cuando el mercado se apriete o cuando competidores directos empiecen a rematar inventarios 2024.

Ellos apuestan por tecnología e innovación como diferenciador, no por precio bajo. Ya están comercializando modelos 2026 mientras otros sufren para sacar los 2024 de sus patios. Esa agilidad les da una ventaja competitiva enorme. Tener un inventario sano de mes y medio es el sueño dorado de cualquier financiero. Significa flujo de efectivo y menos dinero parado bajo el sol.

¿Qué pasa con la competencia tradicional?

Es inevitable hacer comparaciones. Mientras grupos que tienen portafolios diversificados y una herencia envidiable con marcas, BYD está jugando otro juego. No apelan a la nostalgia; apelan a la tecnología y al bolsillo inmediato (ahorro de gasolina).

La llegada de modelos como el denominado “Atto 8” demuestra que no le tienen miedo a ningún segmento. Se meten al terreno de las pick-ups, al de las SUVs familiares y al de los compactos urbanos.

El veredicto para el consumidor

Si se está pensando en comprar un auto este año o el próximo, la pregunta ya no es “¿es confiable una marca china?”. Esa duda quedó en 2023. La pregunta ahora es: “¿me ofrece más tecnología y valor por mi dinero?”.

BYD se perfila como la marca más popular de 2025 no solo por ventas, sino por conversación. Están en boca de todos. Desde el inversionista que ve los retornos, hasta el conductor de Uber que hace cuentas con el Dolphin Mini, pasando por la familia que quiere una camioneta híbrida para viajar.

Estamos ante un cambio de guardia. Las marcas tradicionales tendrán que acelerar el paso. El consumidor mexicano ya probó la tecnología asiática y le gustó. La vara está alta. Y para el resto de la industria, el mensaje es claro: o innovas, o te quedas viendo las luces traseras continuas de un BYD alejándose en la autopista.