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¿Con qué frecuencia es recomendable revisar las luces de los autos?

Un sistema de iluminación en perfecto estado es crucial, pero su cuidado se suele subestimar, limitándolo al simple cambio de una bombilla.

Foto: Porsche
Luis Hernández del Arco
Actualizado a

Muchas veces, el mantenimiento automotriz parece girar, la mayor parte del tiempo, en torno a componentes que rugen, giran o frenan. Hablamos del motor, las llantas y los frenos como el tridente sagrado de la seguridad vehicular. Esta percepción general deja en una penumbra injusta a un sistema cuya función es, precisamente, combatir la oscuridad: las luces de los autos.

En esta conversación sobre su cuidado a menudo se limita al reemplazo reactivo de una bombilla fundida, una perspectiva que simplifica peligrosamente un pilar fundamental de la seguridad activa y pasiva. No obstante, la verdadera cuestión es más profunda y proactiva, y busca definir una cadencia de revisión que vaya más allá de la simple evidencia de una falla.

La conducción segura es un ejercicio de anticipación, de ver y, de igual importancia, ser visto. Es en este punto donde el sistema de iluminación de un vehículo adquiere un rol protagónico. Pensar que su correcto funcionamiento es una constante garantizada hasta que una luz se apaga es un error de cálculo.

Factores como las vibraciones del camino, los ciclos de encendido y apagado y las fluctuaciones de voltaje del propio vehículo van mermando la vida útil y la efectividad de las bombillas, incluso de las más modernas.

De ahí que establecer una rutina de inspección se convierta en un acto de responsabilidad, no solo para uno mismo, sino para todos los que comparten la vía. Una inspección periódica permite detectar problemas incipientes antes de que se transformen en un riesgo real durante un viaje nocturno o en condiciones climáticas adversas.

¿Con qué frecuencia es recomendable revisar las luces de los autos?
El faro de uno de los autos en una sesión de fotografías.Freepick

No solo se trata de una simple bombilla fundida

El enfoque en la revisión de las luces de los autos debe ser integral. La discusión no puede centrarse únicamente en sí una luz enciende o no. Un aspecto frecuentemente ignorado es la correcta alineación de los faros.

Unos faros desalineados, ya sea por un golpe menor contra un tope o por el simple asentamiento de la suspensión con el tiempo, son tan peligrosos como una luz inoperante.

Pueden deslumbrar a los conductores que vienen de frente, creando un riesgo de colisión, o pueden apuntar demasiado bajo, reduciendo drásticamente el campo de visión efectivo del propio conductor.

A esto se suma el estado de las micas o cubiertas de los faros. La exposición al sol y a los elementos provoca una oxidación que les da un aspecto amarillento y opaco. Este deterioro no es meramente estético; puesto que funciona como un filtro que reduce significativamente la cantidad de luz que se proyecta hacia el camino.

Por consiguiente, aunque la bombilla funcione a la perfección, la capacidad de iluminación del vehículo está comprometida. Por lo tanto, la inspección tiene que incluir una evaluación de la claridad de estas cubiertas y considerar un pulido o restauración cuando sea necesario para garantizar que el sistema de iluminación funcione a su máxima capacidad.

¿Con qué frecuencia es recomendable revisar las luces de los autos?
Foto: ChevroletChevrolet

La tecnología como factor determinante

La evolución tecnológica en la iluminación automotriz ha cambiado las reglas del juego. Pasamos de las tradicionales bombillas halógenas a los sistemas de xenón (HID) y, más recientemente, a la tecnología LED y láser.

Cada tecnología tiene sus propias particularidades en cuanto a vida útil y modos de fallo. Mientras que una bombilla halógena suele tener una muerte súbita y evidente, los sistemas más avanzados presentan otros desafíos.

Por ejemplo, los faros de LED presumen de una durabilidad extraordinaria, que puede superar la vida útil del propio coche. Esta longevidad puede generar una falsa sensación de seguridad, llevando a los propietarios a omitir por completo su revisión.

Aunque los diodos no se “fundan” como una bombilla tradicional, el problema es que sí pueden sufrir una degradación paulatina del brillo con el paso de los años y las horas de uso.

Es un deterioro sutil, casi imperceptible en el día a día, pero que a la larga disminuye la

seguridad. Así pues, incluso en los vehículos más modernos, una comprobación periódica, quizás comparando la intensidad contra una superficie a una distancia fija, sigue siendo una práctica inteligente.

¿Cuál es el veredicto? La frecuencia ideal

Atendiendo directamente a la intención de búsqueda, la recomendación se aleja de una respuesta única y se acerca a un esquema de cuidado continuo. Para cualquier conductor, sin importar la tecnología de su vehículo, una revisión visual mensual es el punto de partida ideal.

Es un proceso que no toma más de dos minutos y que puede realizar una sola persona con ayuda de superficies reflectantes como una pared o el cristal de un escaparate. Consiste en verificar luces de posición, luces de cruce (bajas), luces de carretera (altas), intermitentes (delanteros, traseros y laterales), luces de freno (con ayuda o apoyando un objeto en el pedal), la luz de reversa y las luces antiniebla.

Complementariamente, es altamente recomendable solicitar una inspección profesional cada seis meses o, como mínimo, una vez al año, coincidiendo con el servicio de mantenimiento general del vehículo.

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En el taller, un técnico puede verificar no solo el funcionamiento, sino también la correcta alineación de los faros con equipo especializado, un procedimiento que está fuera del alcance de la mayoría de los propietarios.

Este enfoque dual garantiza que la seguridad vial no sea negociable y que las luces de los autos cumplan su misión fundamental: iluminar el camino y hacer visible nuestra presencia en él.

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