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AMC Pacer: La historia del auto que causó sensación en México

Aunque su tiempo en las carreteras fue breve, su impacto perdura, especialmente en México.

Luis Hernández del Arco
Luis Hernández del Arco
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AMC Pacer: La historia del auto que causó sensación en México

En la década de 1970, mientras el mundo automotor buscaba adaptarse a nuevas demandas, emergió un auto que rompió con los moldes convencionales: el AMC Pacer.

Si bien en Estados Unidos no siempre se le ha reconocido como un éxito rotundo, en México se convirtió en un fenómeno que sigue resonando entre los entusiastas de los autos clásicos.

Su diseño, a primera vista un tanto peculiar, capturó la imaginación de miles de conductores que buscaban algo diferente, algo que no fuera como el típico sedán de las calles.

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Un diseño revolucionario

Este Pacer fue lanzado por American Motors Corporation (AMC) en 1975, un año marcado por crisis energéticas y cambios en las preferencias de los consumidores. Lo que diferenciaba al Pacer de la competencia era su diseño aerodinámico y curvado, algo inusual en una época en la que los autos eran más cuadrados y angulosos.

AMC apostó por este look futurista y extravagante, que en realidad estaba pensado para ser aún más innovador. Así, el Pacer fue diseñado originalmente para tener un motor rotativo Wankel, un motor que prometía ser más eficiente y potente. Sin embargo, problemas de desarrollo y el aumento de costos llevaron a AMC a desechar esa idea y optar por un motor tradicional.

En términos de dimensiones, el AMC Pacer era más ancho que la mayoría de los autos compactos, lo que brindaba una experiencia de conducción más cómoda y estable.

Este ancho adicional le daba un perfil único y una apariencia robusta. Richard A. Teague, el diseñador jefe de AMC, quería crear un auto que desafiara las expectativas, y el Pacer lo consiguió. Con grandes ventanales envolventes y la carrocería bulbosa lo hacían ver como una burbuja sobre ruedas, un diseño que muchos amaban y otros no sabían cómo interpretar.

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El fenómeno en México

En México, la historia del AMC Pacer fue bastante diferente a la que vivió en Estados Unidos. Mientras en su país de origen fue visto con cierta incredulidad, en el mercado mexicanos el auto rápidamente se convirtió en un símbolo de distinción y buen gusto.

¿Cómo es que un auto tan atípico logró tal popularidad? Una de las razones clave fue la escasa oferta de autos con diseños tan atrevidos. Por ello, las calles mexicanas estaban llenas de los sedanes clásicos y camionetas familiares que ofrecían las marcas dominantes.

En este contexto, el AMC Pacer era una bocanada de aire fresco. A pesar de su tamaño compacto, transmitía una sensación de lujo y sofisticación que resonaba entre los compradores mexicanos. No era solo un auto, era un accesorio que hablaba de modernidad y estilo.

De esta forma, el Pacer llegó a México en un momento en que el mercado estaba buscando alternativas a los grandes autos de la época. Para muchos consumidores en México, adquirir este modelo era casi un símbolo de estatus. Su diseño rompía con lo que era común, algo que muchos conductores jóvenes y modernos deseaban.

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Datos curiosos

Este AMC Pacer está lleno de anécdotas y datos que solo hacen que su historia sea más fascinante. Para empezar, era conocido como el “auto espacial” debido a su apariencia tan fuera de este mundo.

Y no es para menos: con su gran parabrisas curvado y ventanas laterales que prácticamente envolvían a los pasajeros, sentarse en un Pacer casi se sentía como volar en una cápsula futurista.

Otro detalle interesante es que Wayne’s World, la icónica película de los noventa, ayudó a mantener vivo el legado del Pacer. En ella, el personaje principal conducía un Pacer modificado, pintado de azul con llamas naranjas en los costados, lo que lo convirtió en un clásico de culto para las nuevas generaciones.

Y aunque su aspecto lo hacía parecer más grande de lo que realmente era, el AMC Pacer era un auto compacto, perfecto para la ciudad. Sin embargo, los conductores a menudo se sorprendían por el amplio espacio interior, algo poco común en los compactos de la época.

Este “engaño visual” era uno de los grandes encantos del Pacer, ya que daba la sensación de estar conduciendo un auto mucho más grande de lo que realmente era.

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¿Por qué causó tanta sensación en México?

Su originalidad. En un país donde la mayoría de los autos parecían cortados con el mismo molde, el Pacer destacaba. Este no era un auto para cualquiera, sino para aquellos que querían que los vieran, para aquellos que apreciaban el diseño por encima de la norma.

Algunas personas también sugieren que el AMC Pacer tuvo éxito en México porque llegó en un momento de apertura económica y social. México estaba entrando en una nueva etapa de modernización, y los autos eran una extensión de esa identidad. Este auto era diferente, atrevido y moderno, justo como muchos querían verse a sí mismos.

Otro factor clave fue su accesibilidad. Aunque el Pacer tenía un aire de exclusividad, no era inalcanzable. Esto le permitió llegar a un público amplio, desde jóvenes que querían algo distintivo hasta familias que buscaban un auto funcional pero con estilo.

Lamentablemente, a pesar de su éxito inicial, el AMC Pacer no logró mantenerse en el mercado por mucho tiempo. A medida que avanzaban los años, el diseño que alguna vez fue revolucionario empezó a sentirse anticuado. Problemas mecánicos, combinados con la baja eficiencia de combustible en una era marcada por las crisis petroleras, afectaron las ventas. Para 1980, AMC dejó de producir el Pacer, marcando el final de un coche que había dejado huella en México y en el mundo.

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El legado del Pacer

Hoy en día, el AMC Pacer es considerado un auto de culto. Aunque su tiempo en las carreteras fue breve, su impacto perdura, especialmente en México, donde se recuerda con cariño y admiración. Hay clubes de fans, encuentros de autos clásicos y, por supuesto, las memorias de aquellos que tuvieron la oportunidad de conducir uno.

Este modelo fue un auto que se atrevió a ser diferente, y aunque no fue un éxito rotundo en todo el mundo, encontró su lugar especial en la historia automotriz mexicana.

Al final, su legado es un recordatorio de que, a veces, lo que más se recuerda no es lo que sigue las reglas, sino lo que las rompe. Y el AMC Pacer fue, sin duda, un rompedor de moldes.

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