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20 años de Mazda en México: La historia detrás del éxito

Dos décadas de pasión, crisis superadas y crecimiento constante. La historia de Mazda en México es un testimonio de perseverancia, talento humano y visión compartida que transformó un proyecto en papel en referente automotriz.

20 años de Mazda en México: La historia detrás del éxito
Luis Hernández del Arco
Actualizado a

El espectacular Polyforum Siqueiros respira emoción contenida. Ejecutivos japoneses, distribuidores mexicanos, equipos de trabajo y medios de comunicación comparten un momento que trasciende lo corporativo.

Mazda en México celebra 20 años de existencia, y lo hace como quien mira hacia atrás reconociendo cada cicatriz, cada victoria, cada persona que hizo posible lo imposible.

Porque esta no es la historia fría de una empresa automotriz que llegó a conquistar mercado. Es la crónica humana de un proyecto que nació en papel, cuando nadie garantizaba nada, cuando todo era incertidumbre y la única moneda real era la ilusión compartida de un equipo inicial de siete personas.

20 años de Mazda en México: La historia detrás del éxito

Cuando todo era potencial y promesas

El año 2005 marcó el arranque de una aventura comercial en uno de los mercados automotrices más competitivos del planeta. México no perdona errores, no regala espacios, no abre puertas por cortesía. Cada centímetro de terreno debe ganarse con producto, estrategia, servicio y una dosis generosa de valentía empresarial.

Mazda en México eligió jugar en esa liga mayor cuando otras marcas ya tenían décadas de presencia. Polo Orellana, el visionario fundador, construyó cimientos tan sólidos que permitieron a las generaciones siguientes edificar algo extraordinario. Su legado permanece vivo en cada decisión estratégica, en cada apertura de agencia, en cada modelo que rueda por carreteras mexicanas.

Los primeros distribuidores apostaron no solo capital sino confianza. Invirtieron cuando la marca era completamente desconocida, cuando el “Zoom Zoom” era apenas un concepto filosófico que prometía conectar conductor y máquina a través de la emoción pura de manejar. Aquellos pioneros nunca fueron defraudados. La relación comercial maduró hasta convertirse en sociedad estratégica basada en resultados compartidos.

20 años de Mazda en México: La historia detrás del éxito

La construcción de una identidad mexicana

La evolución de Mazda en México refleja madurez tanto estética como comercial. La marca transitó de una imagen juvenil y accesible hacia un posicionamiento sofisticado, premium, aspiracional. Esa transformación no sucedió por decreto corporativo sino mediante trabajo meticuloso en cada punto de contacto con el cliente.

Las instalaciones crecieron al ritmo de las ambiciones. De oficinas modestas a espacios corporativos dignos de una armadora con presencia manufacturera propia. Salamanca, Guanajuato, alberga ahora la planta que produce vehículos no solo para el mercado doméstico sino para exportación, consolidando a México como hub estratégico global de la marca.

El equipo humano multiplicó su tamaño por 23. De aquellos siete empleados originales a 165 colaboradores actuales. Cada incorporación representó capacidad instalada, conocimiento acumulado, talento específico que fortaleció la estructura organizacional. Porque en esta historia, el factor humano siempre ocupó el centro del escenario.

Los clientes recibieron trato diferenciado desde el inicio. Comprar un Mazda o llevar el vehículo a servicio técnico nunca fue transacción fría sino experiencia cuidada. Esa filosofía de atención construyó lealtad genuina, embajadores de marca que recomiendan por convicción, no por incentivo.

20 años de Mazda en México: La historia detrás del éxito

Tempestades navegadas con determinación

Mazda en México enfrentó cuatro crisis mayores que pudieron quebrar el proyecto. La crisis financiera global de 2009 sacudió cimientos económicos mundiales. El tsunami de 2012 en Japón interrumpió cadenas de suministro y puso a prueba la resiliencia operativa. El fallecimiento de Polo Orellana dejó vacío emocional y desafío de continuidad. La pandemia de 2020 paralizó economías completas.

Cada tormenta dejó aprendizajes. Las adversidades unieron al equipo en lugar de fragmentarlo. La respuesta ante la crisis fue siempre colectiva, creativa, orientada a soluciones prácticas que protegieran tanto la operación como el empleo. Esa cultura de resiliencia compartida se convirtió en activo intangible invaluable.

Hoy, Mazda ocupa posiciones en el top 10 de la industria automotriz mexicana. La ambición apunta al top 5 en plazos razonables. El crecimiento no fue lineal ni automático. Resultó de lanzamientos de producto oportunos, expansión inteligente de red de distribución, campañas de comunicación efectivas y servicio posventa que genera retorno.

20 años de Mazda en México: La historia detrás del éxito
Foto: Mazda

El arquitecto que construyó sin título

Miguel Barbeyto personifica la trayectoria institucional completa. Llegó como gerente de marca, ese “Miguelito” que aprendía mientras ejecutaba. Ascendió a director de marca, luego a director general, finalmente a presidente de la compañía. Su historia personal se entrelaza inseparablemente con la historia corporativa de Mazda en México.

Reconoce aciertos y errores con honestidad poco común en niveles ejecutivos. Admite terquedad, celebra aprendizajes, valora mentorías recibidas de líderes japoneses y mexicanos que moldearon su criterio. Visitó cada agencia del país, recorrió cada estado de la república, conoció personalmente a quienes operan la red comercial.

Esa proximidad al territorio y a la gente generó liderazgo basado en conocimiento real, no en reportes de escritorio. Entendió mercados regionales, captó necesidades diferenciadas, adaptó estrategias a realidades locales. Se convirtió en el arquitecto que nunca estudió arquitectura, construyendo organización sólida, admirada, envidiada por competidores.

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Foto: Mazda

Legado que compromete al futuro

Los nombres de quienes partieron físicamente permanecen presentes. Desde Polo Orellana hasta los socios comerciales. Cada uno dejó huella indeleble en la construcción de Mazda en México. Sus familias, sus equipos, sus decisiones siguen generando impacto presente.

La celebración de dos décadas no es clausura sino estación intermedia. Los próximos 20 años exigen humildad para reconocer que el mercado evoluciona, que la competencia no descansa, que la innovación tecnológica redefine constantemente la industria automotriz. Vehículos electrificados, conducción autónoma, conectividad digital, experiencias omnicanal representan desafíos inminentes.

La preparación para ese futuro descansa en valores permanentes. Fidelidad como disciplina, lealtad como respeto a la palabra dada, honestidad como congruencia entre discurso y acción. Esos principios aplicados tanto en vida personal como profesional garantizan integridad organizacional que trasciende coyunturas económicas.

El equipo actual hereda una responsabilidad enorme. Mantener crecimiento, profundizar penetración de mercado, elevar satisfacción de clientes, atraer nuevo talento, adoptar tecnologías disruptivas. Todo ello preservando la esencia que hizo única a la marca: conexión emocional genuina entre personas que fabrican, venden, mantienen y conducen vehículos Mazda.

Mazda en México es hoy testimonio vivo de que los proyectos colectivos, guiados por pasión auténtica y sostenidos por compromiso compartido, transforman industrias completas y escriben historias que merecen contarse.

Queda un mensaje final de Miguel Barbeyto, CEO de Mazda de México, que resume la filosofía que sostuvo estos 20 años y que guiará los siguientes, y que además se puede aplicar a la vida diara de las personas:

La fidelidad, la lealtad y la honestidad no nacen del amor que sientes por el otro, sino del amor que te tienes a ti mismo. Es disciplina del amor, es respeto a tu palabra, es congruencia con tus valores, es inteligencia emocional en acción.

La fidelidad y la lealtad no son una prueba de amor, sino una prueba de integridad personal. Esto aplica tanto para la vida personal como para la vida profesional. Porque las organizaciones que perduran son aquellas donde estos principios se viven diariamente, no solo se enuncian en documentos corporativos.

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Estos valores construyeron la cultura de Mazda en México durante dos décadas. La honestidad se manifestó en cada negociación con distribuidores, en cada comunicación con clientes, en cada evaluación interna de resultados.

La lealtad se demostró cuando las crisis amenazaban con destruir lo construido y todos permanecieron unidos. La fidelidad se probó en mantener compromisos incluso cuando habría sido más fácil abandonarlos.

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