AS recorrerá todos países por los que deberá pasar la Selección Mexicana para llegar al Mundial de Catar 2022. La primera parada, Costa Rica.
Costa Rica es un país verde, verdísimo. Un inmenso mar verde cuyo pronunciado oleaje se queda inerte; así se conforman su accidentada y majestuosa geografía, sus inmensas colinas, valles, desniveles, montañas. Un puñado de tejados anaranjados obtusángulos es la primera señal de vida humana además de la silvestre, que concentra, solo entre estas fronteras, al 6% de la biodiversidad mundial. La ciudad de Alajuela surge entre la maleza y las nubes cargadas de lluvia conforme el avión desciende.
El Aeropuerto Internacional Juan Santamaría recibe al visitante con amabilidad, ambientación selvática y dureza burocrática. La grabación de un graznido de Tucán ameniza la larga espera antes de comparecer ante los oficiales migratorios; son 11 hileras y 40 minutos de distancia desde el punto de entrada a la fila hasta los cubículos (a lo Estados Unidos). El aire acondicionado resopla con la furia de un huracán mientras el oficial revisa con rigor los requerimientos para acceder a la patria verde. Pasaporte en vigor, una obviedad, además de aportar un código QR que contiene información relativa al estado de salud y el esquema de vacunación anti-COVID del pasajero. El agente también puede requerir la dirección del hospedaje y un boleto que acredite que el viajero saldrá de Costa Rica antes de que el sello de entrada expire. Quizá a tal rigor burocrático, inusual en otras latitudes de América Latina, haya que atribuir la extraña y modélica estabilidad de la que goza el país, incrustando en una de las regiones más turbulentas del mundo.
Costa Rica, el país sin Ejército (desde 1948) y que ostenta una política constitucional de neutralidad ante conflictos internacionales, similar a la suiza. Costa Rica, el 19° clasificado en el Índice de Democracia que elabora anualmente la Unidad de Inteligencia de The Economist; 19° de 167 naciones, una tres ‘democracias completas’ del continente americano, junto a Canadá y Chile. Costa Rica, el 5° país más libre para la prensa, según el informe 2021 de Reporteros Sin Fronteras. Costa Rica, el 32° del Índice de Paz Global de Institute of Economics and Peace; 1° en menor incidencia de terrorismo y control inflacionario, de acuerdo al Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial. Costa Rica es un punto verde en el mapa de América. En todos sentidos.
Costa Rica es más que la danza de aplausos de la comunidad internacional y estadísticas siderales que la ponderan como uno de los países más desarrollados de América. Es un país de aire limpio, calles pulcras, verbo amable, acento suave. En el que el bochorno abraza sin abrumar. En el que, cuando no llueve, siempre amaga que lloverá de un momento a otro. Donde los noticieros hablan de robos en panaderías y el nuevo pasaporte que incluirá un código lector de datos biométricos. Y, según percibo, donde pulula un despampanante orgullo nacional. La bandera tricolor es omnipresente. Desconozco si el estandarte como ornamento universal es una característica normal en los caminos y fachadas costarricenses. Quizá tal efluvio nacionalista emerja únicamente de la proximidad de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia (15 de septiembre). Qué mejor para potenciar el fervor patriota que un partido de fútbol frente al adversario de los sueños y las pesadillas.
Víctor Manuel está expectante por el juego. El locutor de Zeta FM promete boletos para la tarde noche del domingo en el Estadio Nacional a cambio de capturas de pantalla, mientras Víctor Manuel serpentea temerario para esquivar el congestionamiento tan ‘chilango’ que ha generado la construcción de un puente vehicular a un par de kilómetros del aeropuerto. La maniobra bordea en la naturaleza kamikaze. “Mucha gente quiere ir al estadio porque es el primer partido aquí en mucho tiempo (a causa de la pandemia). He visto a muchos mexicanos por aquí estos días. Ojalá ganemos, pero me caen bien”, suelta mientras, como por arte de magia (o quizá de los artilugios tecnológicos de Ant Man), el automóvil se comprime para sortear el paso de dos tráileres de carga. Víctor Manuel ha visitado México en dos ocasiones: estuvo en Taxco y en la Ciudad de México. Paseó por Reforma, la Basílica de Guadalupe y el Estadio Azteca, aunque no pudo atestiguar partido alguno de la Liga MX. Se declara admirador de la gastronomía mexicana (quién no) y espera que los efectos del COVID-19 cedan para realizar el viaje a Cancún que tiene aparcado desde el año pasado.
El reporte de @Fmercu9 desde el Estadio Nacional, previo al duelo entre Costa Rica y México en la segunda fecha del Octagonal Final de la CONCACAF ⚽🙌🇨🇷🏟 pic.twitter.com/3ZU8TLexKj
— AS México (@ASMexico) September 5, 2021
Gateano Pandolfo es una autoridad en el periodismo deportivo costarricense. Reconocido por la Asociación Internacional de Prensa Deportiva (AIPS) por su trayectoria, actualmente ostenta una de las plumas más notorias de La República, diario de referencia nacional. “En Costa Rica se manifiesta un optimismo moderado para la eliminatoria”, manifiesta a consulta de AS. “Los costarricenses tenemos enorme respeto por la Selección Mexicana, idéntico respeto se le tiene a Gerardo Martino por su exitosa trayectoria. México es un seleccionado repleto de estrellas, pero ya no es ‘el coco’ de Concacaf. Ese privilegio lo tiene que compartir con Estados Unidos. Para el octagonal, los ticos no vemos a la Selección Mexicana como rival más temible o difícil. Pocos dudan que México se clasificará directo a Catar, pero específicamente, para la eliminatoria, los ticos vemos con idéntica posibilidad a EEUU, y en un tercer lugar a Canadá", expone.
Melissa Alvarado, periodista de Teletica Deportes, también tiene en buena estima al Tri: “Es una de las mejores selecciones del área. No lo digo por su historia, sino porque ha sabido llevar el proceso de recambio. Tiene buenos futbolistas y jóvenes figuras, a quienes no les ha pesado la camiseta y han respondido ante los retos que se les ha presentado. Siempre se va a considerar como uno de los rivales a vencer junto con otras selecciones, como EEUU”.
“Ya en Costa Rica a México no se le tiene temor: se le tiene respeto”, sostiene Pandolfo. “Cuando FIFA le daba a Concacaf un lugar para los Mundiales y México lo ganaba siempre, para los costarricenses México era el enemigo público número uno en fútbol. Con el tiempo la animadversión cambió, porque se presentaron nuevos ‘intrusos’ en las eliminatorias y se elevó el fútbol de países como Honduras, Jamaica, EEUU y ahora Canadá”, abona el veterano periodista. Alvarado tiene una percepción similar: “Es una rivalidad que cambia y se acrecienta con el tiempo. Mientras pasan los años, México sigue creciendo en cuanto a futbolistas de calidad y estrellas mundiales. En nuestro país también se ha exportado material humano importante; la rivalidad crece y se mantiene en cada eliminatoria”. Ambos reporteros se mantienen comedidos sobre sus predicciones. Para Pandolfo, la mayoría de costarricenses vería con buena cara un empate, a la luz de los resultados de la primera jornada de la eliminatoria; para Melissa, un tanto más escéptica, la Selección de Martino está “un par de peldaños por arriba, principalmente por su proceso”, y pero vaticina un cotejo “parejo, disputado y emocionante”.
Luis Fernando Suárez, entrenador de la Selección de Costa Rica, en el cargo desde junio, apuntó que su método para preparar la estrategia del encuentro no contempla una atención especializada al rival, solo por tratarse de México. La rivalidad existe, pero es una nimiedad en el análisis táctico y emocional pre-partido. “Seguramente para la gente ganarle a México tendrá más preponderancia que ganarle a otro país que no tiene tanto nombre, pero como entrenador busco que eso no exista. Que los partidos valgan tres puntos por igual y que se consiga con ello lo más importante como objetivo, que es la clasificación al mundial”, respondió a pregunta expresa de AS.
Ya en Costa Rica a México no se le tiene temor: se le tiene respeto
Gaetano Pandolfo
Cenar en San José (al menos en los alrededores del Estadio Nacional, el Parque Nacional La Sabana) es una tarea difícil para los acostumbrados a vivir de noche. El sol se oculta a las 6:00 pm, y a las 9:00 pm ni Dios padre transita por las calles. El bar más nocturno cierra a las 10:00 pm. El 'casado' (arroz con frijoles, plátano frito, y carne) deberá esperar para el próximo día. Ojalá no caiga pesado.
Un paseo por el centro de San José es una recarga de 'pura vida'. Un amasijo caótico de carnicerías, como el célebre 'Novillo de Oro', tiendas de artículos de segunda mano, heladerías, fruterías, almacenes que anuncian su mercancía a micrófono abierto. Las calles huelen a pollo frito, por las bocinas suela Maluma, una y otra vez. Es día futbolístico de trascendencia, pero no lo parece. Entre el gentío que sube y baja por la Avenida Central, que conecta La Sabana con el corazón de San José, alguno que otro desfila ataviado de la camiseta de 'La Tricolor'. Las calles, nutridas, vibrantes, contrastan, eso sí, con la soledad de las plazas y parques centrales, acordonados como prevención sanitaria. América Latina y sus contradicciones.
Por cierto, he pasado dos días completos en Costa Rica y nadie me ha dicho 'pura vida'. He concluido que, como en todos los casos, los lugares comunes sobre los países son un mito. O una exageración, mae.