A lo largo de las últimas décadas, varias franquicias han fracasado en su intención de echar raíces en el puerto. Ahora, con LBM, se abre una nueva oportunidad.
Dicen que todos tenemos una historia bella que contar de Acapulco, pero cuando hablamos de futbol en el paradisiaco puerto nos cuesta hallar alguna.
Acapulco parece tener todo para ser tierra fértil para el futbol profesional: turismo, afición, empresarios fuertes, clima, infraestructura…pero no, el balompié no ha querido echar raíces en estas tierras guerrerenses.
Cuna de grandes leyendas de nuestro futbol como Jorge Campos o Manuel Negrete, Acapulco ha intentado por décadas consolidar un equipo profesional pero todos los intentos, unos más exitosos que otros, sí, pero han sido infructuosos.
“Ningún equipo profesional se ha arraigado en Acapulco debido a la falta de un proyecto serio de inversión a mediano y largo plazo, aunado a las exigencias de directivos de clubes nacionales que, como bien sabes, exigen a los gobiernos estatales recursos y hay demasiadas carencias en un municipio como Acapulco”, comenta Héctor Briseño, periodista acapulqueño que ha visto desfilar a lo largo de los años directivos y proyectos que no terminan en nada para establecer futbol profesional en el puerto.
La historia
Intención ha existido, de eso nadie se puede quejar. Han sido varios los intentos que a lo largo de la historia se han realizado para poder tener un equipo profesional en Acapulco, todos teniendo como casa la Unidad Deportiva, un pequeño estadio urgido de futbol.
Si tuviéramos que señalar el origen de todo, nos remontaríamos a la década de los 60, cuando el club Las Brisas participó por primera vez en la Tercera División, lo que abriría la puerta para que, unos años más tarde, el Inter de Acapulco llegara a la Segunda División.
Otros intentos seguirían en franquicias como los Delfines y los Guerreros, éste último, un equipo al que la afición del puerto le logró tomar cariño, precisamente, por estar conformado en su totalidad por futbolistas y directivos nacidos ahí.
“El equipo que verdaderamente dejó huella fueron los Guerreros, subieron de Segunda B a Segunda A, todos acapulqueños, salvo dos o tres foráneos…la gente quería mucho a ese equipo”, cuenta Briseño.
Posteriormente, Grupo Pegaso, propiedad del empresario Alejandro Burillo, fijaría su mira en Acapulco y llevaría una franquicia de Primera A que, incluso, llegó a jugar una semifinal: Los Jaguares de Acapulco.
En ese equipo jugaron futbolistas como el argentino Federico Vilar y el colombiano Luis Gabriel Rey, que de ahí dieron el salto al Atlante para consolidar su carrera en el futbol mexicano. El chileno Fabián Estay también defendió esta casaca y fue con este club con el que se retiró de las canchas.
“Jugábamos los viernes y el estadio se llenaba. Era impresionante porque veías en la calle las filas enormes de personas que se habían quedado afuera, que querían entrar al estadio. Fue todo un éxito”, recuerda José Antonio García, quien fuera presidente de esos Jaguares justo en los años donde el empresario era el principal operador del Güero Burillo en sus equipos de futbol.
Al final, tampoco pasaría nada con esos Jaguares y vendrían más franquicias con la misma mala suerte: desde las Mantarrayas, en Tercera División, hasta el último intento, los Cuatetes, que fueron desafiliados por la Federación Mexicana de Futbol por no cumplir con sus compromisos económicos.
“Hay un común denominador: todos son empresarios de fuera que han venido con diferentes intenciones, que han intentado poner equipos de Tercera, Segunda y Ascenso y no han funcionado. Tampoco ha existido el dinero suficiente, el escenario adecuado y los proyectos no alcanzan a cuajar”, señala el periodista Héctor Briseño.
Los estadios fantasma
“Tendrías que preguntarle a Burillo”, me responde entre risas Toño García cuando le pregunto qué sucedió con el estadio de futbol que Grupo Pegaso iba a construir en Acapulco.
Y es que el proyecto fue mucho más allá de la intención con una ceremonia de colocación de primera piedra, en el año 2000, donde estuvieron presentes el propio Burillo y el entonces gobernador del estado de Guerrero, René Juárez Cisneros.
El proyecto presentado en aquél entonces hablaba de un complejo de primer mundo que incluiría centro comercial, restaurantes, sala de conciertos y más.
“Y ahí se quedó sin construir, solo la primera piedra y ya. Creo fue porque Burillo se peleó con el ex gobernador, por los palcos, pero en realidad no se sabe bien qué sucedió”, explica Briseño.
Así amaneció la construcción el día de hoy. Felicidades a todos por su esfuerzo diario. #ConstruyendoHistorias pic.twitter.com/j8gtQNFW
— Estadio Acapulco (@EstadioAcapulco) August 15, 2012
Una década después, el empresario Mohamed Morales, famoso por sus escándalos en el futbol y por sus romances con celebridades, presentó un nuevo proyecto llamado “Nuevo Estadio Acapulco” para a construcción de un inmueble en la zona de Punta Diamante.
Al igual que el proyecto de Burillo, este estadio prometía ser uno de los mejores del continente con centro comercial, acuario, hotel, cines, salas de concierto y más.
Las obras comenzaron, pegaditas al mar, e incluso se lanzó una encuesta en redes sociales para bautizar al equipo que llegaría a jugar en ese estadio.
En 2018, el periodista Anibal Santiago documentó, para Excelsior, como el Nuevo Estadio Acapulco se quedó a la mitad de construcción y, desde años atrás, el terreno había sido ocupado por grupos guerrilleros de autodefensa.
Gran foto de @EstadioAcapulco pic.twitter.com/jaLdpXoDSy
— Mohamed morales (@Moha1morales) November 5, 2013
Otra vez, Acapulco se quedaba sin estadio de futbol.
“Claro que Acapulco es una excelente plaza, muy futbolera, tendría todo el éxito del mundo. Pero, a veces, todo va más allá de las intenciones, de querer tener un equipo, con eso no basta, hay que invertir, pero de que Acapulco es una excelente plaza, lo es”, asegura José Antonio García.
El nuevo intento
“Energía, renovación, trascendencia. Visualizando un futuro lleno de glorias, ¡identifícate con nuestra personalidad”, es el llamado que hace el Acapulco FC en sus redes sociales a la afición acompañado de algunos HT como #ReinventandoUnaNuevaEra #AcapulcoEsDePrimera.
El Acapulco FC es la franquicia anunciada por la Liga de Balompié Mexicana (LBM) para formar parte de lo que será su primer torneo, que arranca, si la pandemia lo permite, el próximo 18 de septiembre.
Agotados todos los intentos por establecer un equipo afiliado a FMF, llega esta oportunidad para el balompié profesional en Acapulco de la mano de la nueva liga de futbol del país.
El Acapulco FC es propiedad de Mauricio Ruiz, quien fuera empleado de la FMF y, posteriormente, gente de Grupo Pegaso.
Ruiz fue, incluso, presidente del Irapuato, antes de que la franquicia fuera absorbida por la FMF al detectarse que el club era utilizado para lavar dinero del narcotráfico.
El equipo de LBM ya tiene técnico: el experimentado Juan Antonio Luna, quien desde hace meses ya realiza visorias en el puerto para detectar talento e integrarlo a la plantilla.
“Sabemos que hay mucho talento aquí en Acapulco y queremos captarlo para darle la oportunidad con el apoyo del gobierno estatal y municipal”, dijo Mauricio Ruiz hace un par de meses durante una entrevista concedida a un medio local.
Como parte de la directiva del Acapulco FC también se encuentra el ex futbolista del Atlante, Andrés Ugalde.
Este equipo jugará, como todos los otros, en la Unidad Deportiva Acapulco, un inmueble con un aforo mayor a las 10 mil personas que se ha ido haciendo viejo con el paso de los años.
¿Será el Acapulco FC el equipo que, por fin, logre echar raíces en el puerto? No se sabe, habrá que esperar, pero mientras, Héctor Briseño hace una cita contundente en uno de sus reportajes publicado hace apenas unos días: “Cada intento por establecer un equipo de balompié que represente al puerto de Acapulco en ligas mayores, ha sucumbido como los galeones que yacen al fondo del océano”.