"Sing us a song, you are the piano man / Sing us a song tonight / Well' we're all in the mood for a melody / And you've got us feeling alright ". El canturreo en vaivén, melancólico, los sueños destruidos y diluidos en gin tonic. Billy Joel rinde pleitesía a las ilusiones rotas y las almas en pena. El tarareo sube de voltaje, impulsado por los bemoles, la morriña de los sueños en luto, y los rotundos acordes de su baby grand; el metálico tintinear de los martillos y los resortes de acero que rezume en la brisa neoyorkina de julio. La armónica zigzagueante, melancólica, tierna, rodea su cuello y se entrelaza con los acordes menores mientras una penumbra sepia baña las gradas del mítico Shea Stadium. Una gorra de los Mets descansa sobre el piano, expuesta al canturreo huracanado y las cascadas que exudan las sienes de Billy. Colorado, empapado, su voz se ahoga cuando los arpegios que anteceden el coro abren paso a la escolanía. El coro como oleaje furioso del Shea Stadium sepulta su voz. La penumbra ahora es azul cobalto. La canción fenece con estruendo. Las luces del Shea Stadium se apagan.
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Getty Images Billy Joel cerró las puertas del que fue el legendario hogar de Mets por 45 años. Miles de mañanas, tardes y noches de Grandes Ligas , de NFL (el Shea Stadium también acogió a los Jets); cuatro Series Mundiales y dos anillos de los Mets (1969 y 1986). Una 'invasión' yankee en abril de 1988, ante los Angels, a causa del colapso de una estructura en su estadio en el Brox. La delirante presentación de Los Beatles el 15 de agosto de 1965, el cénit de la Beatlemanía; la puntiaguda pared de gritos como cuchillos que parecían cercenar las cuerdas de las guitarras; el frenesí de 55,600 púberes que exudaban sus primeros fuegos en las entrañas. El desfile al que prosiguieron los Rolling Stones, Led Zeppelin, Eric Clapton, Elton John, Bruce Springsteen, Janis Joplin, Paul Simon. Una procesión que finalizó 'Piano Man' aquel 18 de julio de 2008. Let it be , acompañó Paul McCartney (quién si no) para echar el cerrojo. Es 1965 otra vez. Whisper words of wisdom, let it be. Vuelta a la llave.
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billyjoel.com En realidad, Billy Joel oscila en sus fidelidades beisbolísticas. Santo y seña del neoyorkismo, su elegante fraseo ante el marfil y su dulce carraspeo sonoriza, al ritmo de New York State of Mind, las ventiscas que acarician los árboles de Central Park, el atroz atasco de los taxis amarillos por Times Square y las lecturas del New York Times con café sobre la mesa. Como héroe patrio de la 'Gran Manzana', es normal que su lealtad, en algún punto, haya recaído en los Yankees. Así lo demuestra su discografía. Por alguna razón, quizá de melancolía infantil, Joe di Maggio es uno de los personajes de 'We Didn't Start The Fire'. No, nosotros no prendimos fuego al mundo. Antes lo hicieron los tablazos de Joltin' Joe.
En una entrevista durante su gira japonesa de 1998, reveló que los 'Bombarderos del Bronx' eran tan culpables de sus vaivenes emocionales como las triquiñuelas de Elizabeth Weber, su primera esposa y manager. 'Big Shot' está salpicada de referencias a 'la pelota caliente' y, en 1990, estelarizó el primer concierto de rock en el viejo Yankee Stadium, el que construyeron Babe Ruth y su querido Joe. Sin embargo, la dirigencia de los Mets no reparó en sus vacilaciones partidarias y le ofreció una conversión encubierta: lo invitaron a entonar el himno nacional de Estados Unidos (como en 1986 y 2000) en el juego 3 de la Serie Mundial de 2015 (Mets vs Royals) y, mientras el Citi Field, erigido sobre los fantasmas del Shea, se precipitó volcánico hacia el octavo capítulo, 'Piano Man' resonó desde las bocinas. Un nuevo ritual había nacido. Como el 'Sweet Caroline' de Fenway Park. El canturreo en vaivén, melancólico, los sueños destruidos y diluidos en gin tonic (y hot dogs). Por un momento, Citi Field fue Shea. 2015 fue 1973. El parque de pelota fue un ruinoso cantabar de downtown Los Ángeles. Billy Joel ya era 'met'. O quizá siempre lo fue y no lo sabía.
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Lo cierto es que los parques de pelota se amoldan a las melodías que exclama el piano de Billy Joel. Será metafísica. Será que el diseño de los compases y las armonías, convertidos en sonidos, encajan con la arquitectura del edificio, que actúa como caja de resonancia. A saber. Kelly Dearmore, columnista del Dallas News , ya había advertido la simetría. "Más que cualquier otro deporte estadounidense, la marca del béisbol se basa en la tradición. En el ámbito del rock, la terquedad de Joel también ha llamado la atención", escribió en después del show en octubre de 2019 en el Globe Life Park de Arlington, morada de los Rangers. Porque el rock y el afán de contar historias, el storytelling, también son insignes pasatiempos americanos. Ya lo sabrá el Bob-Dylan urbano, sobreviviente de ingesta de cloro, forjado en los encordados de Hicksville, Long Island, donde aprendió a aporrear el marfil del piano mientras golpeaba los sacos de box.
En el Foro Sol de la Ciudad de México se despedirá de nuestro país después de un romance añejo que data desde 1974, las furtivas escapadas desde LA hasta Tijuana que inspiraron 'The Mexican Connection' . Claro, debía ser es un estadio donde hubo béisbol. El Foro Sol será Shea, por unos segundos.