Los triples de ‘Rigo’ Mendoza reviven a los Capitanes CDMX
El equipo capitalino igualó a una victoria por bando la serie semifinal de la Zona Oeste de la LNBP frente a Aguacateros de Michoacán.
No hay respiro. Fue un partido, pero se asemejó al mismo que le antecedió: una bacanal de baloncesto irracional y orgiástico. Y ahora fueron los Capitanes de la Ciudad de México quienes triunfaron en otra noche indómita en el Gimnasio Juan de la Barrera 81-78, impulsados por una secuencia de triples de Moisés Andriassi, Daniel Girón y Rigoberto Mendoza (21 puntos, 58% de campo) en el último cuarto, precedida de una doliente y laboriosa remontada de 13 puntos. La serie no admitirá ni errores, ni nimiedades. Abrochen los cinturones.
Los primeros compases parecieron una extensión del partido de la noche anterior, un séptimo cuarto: tiroteo desde las periferias (triples de Green y Girón) y el encarnizado duelo cuerpo a cuerpo en el lodazal entre James y Meyinsse. El segundo capítulo también replicó el preciosismo de Donald Sims: una parábola desde el rincón derecho, sobre la primera bocina, fue un déjà vu. Stephen Curry firmaría su técnica y su oportunismo (12-21).
También hubo espacio para la furia de Ernesto Oglivie, quien redujo el déficit a una posesión larga con un mate y un tap sobre el aro. Dos misiles de largo alcance de Redivo hicieron despegar a los Aguacateros (23-31). Poco después, Redivo mismo penetró y entregó el pase extra a Meyinsse, quien enterró la pelota con rabia. El doble marcaje de Casalánguida en la pintura (solo permitió 8/19 en la zona, hasta entonces) dejó en mínimos a Capitanes, que tampoco encontraron respuestas en el triple (2/7). 29 puntos, 38% de campo y solo 20 segundos en ventaja. Las alarmas saltaron en los cuarteles de Ramón Díaz.
La doble falta técnica que envío a Solares y Andújar a la línea de castigo fue un recordatorio de que, bajo el aro, el partido es una atroz pelea a navajazos. El triple escondido de Andriassi, él ‘Niño Maravilla’ con la mano de Curry, fue un bálsamo para Capitanes (44-51). Tras una controversial falta ofensiva de James sobre Meyinsse, que volvió a desatar a los demonios del infierno, Rigo Mendoza dio pase de lista con un triple de 24 quilates, que conjugó con una bandeja de estruendo (55-58). Sí, el partido de la noche anterior no había acabado.
Si la zona pintada contraria era intransitable, Ramón Díaz desplegó la artillería tierra-aire. Entonces, Daniel Girón apuntó y, con el cuerpo lanzado hacia el frente, e inauguró un nuevo cotejo entre el frenesí y la épica. Otra vez (59-58). Colapsado el perímetro de Casalánguida, los Capitanes dispararon a placer. El bombardeo produjo tres triples sin respuesta (dos de Mendoza, uno de Andriassi) y Aguacateros claudicó entre la humareda y los escombros. Y el triple de todos los tiempos de Holmes que murió en el aro. Los Capitanes rompieron la coraza desde sus francotiradores (52% de triples, contra 38%) y, al final, también dominaron la pintura (32-28). Pero la serie es mucho más compleja. Y salvaje.