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Capitanes CDMX arrasa con sadismo a los Ángeles de Puebla

El equipo de Ramón Díaz no encontró rival en la peor marca del Oeste. Orlando Méndez anotó 27 puntos y Burgos aportó casi la mitad de la producción poblana.

México
Capitanes CDMX arrasa con sadismo a los Ángeles de Puebla
@CapitanesCDMX

El cartel de la serie vaticinaba un monólogo. Y así fue. Los Capitanes de la Ciudad de México pasaron el rodillo 103-55 sobre los Ángeles de Puebla, con todo y la licencia de ausencia de Rigo Mendoza, un carnaval de Orlando Méndez (27 puntos, 4 rebotes y 7 asistencias) y dobles dígitos de la quinteta titular.

Los Ángeles lucieron color y cuerpo en los primeros compases, auspiciados por las perforaciones de Limón y el liderazgo de Burgos. Un parcial de 9-8 hizo fruncir los ceños en el Juan de la Barrera, pero los Capitanes abrieron brecha con tres triples: dos de Orlando Méndez y uno de Héctor Hernández. El tanteador de 25-12 obedecía más a la lógica. La aparición de Oglivie sacó punta a la batuta de Orlando Méndez, que trazó alley-oops a mansalva para remate final del panameño. Suma y sigue. Al festín se sumaron Girón y James. Los poblanos, pese al heroísmo de Burgos (17 puntos en la primera mitad, autor del 58% de la producción de su equipo), se encasquillaron pese a cumplir cabalmente con los procedimientos adecuados para depositar la pelota en la red. El partido adquirió morbo sádico: ¿cuánta sangre más?

Zermeño no encontró antídoto a Orlando Méndez, un ilusionista al que le da por jugar voleibol en el parqué: pases de yemas, prolongaciones con la punta de los dedos y esa tensa mezcla entre arte y poder. El partido transcurrió por inercia con la extensión del resultado como único y profano atractivo. Eso sí, los Capitanes tampoco se empeñaron en hacer más sangre en el tercer cuarto: el diferencial solo fue de 30 puntos (74-44). Nada. El depósito de Herrera sirvió para que los poblanos superaran la barrera de los 50 mediado el último cuarto, signo inequívoco de la claudicación. Con Méndez en reposo, el Juan de la Barrera pidió a gritos (una tortura para los pupilos de Zermeño) los 100 puntos; el encargado de cumplir el deseo fue a Joel James desde la línea de libres. Al duelo le sobraron 30 segundos. Y 40 minutos de sadismo.