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OPINIÓN

Enrique Garay para Diario AS

Enrique Garay, colaborador de Diario AS, escribe sobre la cosecha de medallas en Lima 2019. Además, recuerda cómo fue que se enamoró del deporte.

México

¿Qué transmite mejor?

¿La retórica de un político prometiendo acabar con la inseguridad y la corrupción?

¿O un atleta mexicano, acelerando en los últimos metros para rebasar a un estadounidense y un canadiense, y convertirse en campeón Panamericano?

Por supuesto que el atleta. Pero eso no es todo. Los mensajes que manda un atleta mexicano ganador, tienen un destinatario preciso, la niñez, a quien ilusionan y demuestran el camino correcto para el resto de su vida. Un atleta mexicano que compite con dignidad, que respeta las reglas y a su contrincante, que aprende a ganar y aceptar la derrota, está educando a millones de niños por el camino del bien.

En este querido y tan lastimado México en el que vivimos, donde es tan común escuchar que niños y adolescentes están mezclados dentro de las redes de la delincuencia organizada, yo me pregunto, qué llegó primero a esos niños, un entrenador con una pelota, o un delincuente con un arma. Le garantizo que todos esos niños no están ahí por elección.

El deporte no es un lujo sino una necesidad. Siempre que vemos los países que ganan las principales competencias deportivas, encontramos un común denominador, son los económicamente poderosos. Y nos confundimos porque pensamos que ganan porque tienen dinero, pero no, no es así. Esos países invierten en el deporte porque entienden que es la mejor manera de educar a su sociedad. Sólo miremos hacia los Estados Unidos, ¿qué cree que mueva ese país? Obvio, la NFL, la NBA, la MLB, la MLS, todos con inteligentes modelos de negocio, promoviendo el deporte y sus múltiples beneficios.

La histórica cosecha de 37 medallas de Oro y 136 en total, obtenida por la delegación mexicana en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, se da a pesar de que el deporte tiene este año un presupuesto de 28% menos (Mil 800 millones contra 2 mil 500) respecto al año pasado; y si lo comparamos con el primer año del sexenio pasado, el del 2019 es un presupuesto 78% inferior (Mil 800 millones contra 8 mil).

El dinero es imprescindible porque, lamentablemente, en el deporte todo cuesta. Una pelota, una playera de entrenamiento, el arbitraje, la hidratación, todo tiene un costo, y si entrenamos sin ello entonces comenzamos mal.

Cuando yo era niño, a mis 9 años, recuerdo perfectamente estar al lado de mi mamá viendo la televisión, ella me decía, “mira, ese de la tele es mexicano, y va a ganar una medalla olímpica”. Se trataba de Alfonso Zamora, el boxeador que llegó a la final y ganó plata para México, en los Juegos Olímpicos Munich 72.

Desde entonces entendí que lo mío, es el deporte.