El recital triplero de Bejarano acerca a Fuerza Regia al título
Una exhibición de tiro a distancia del guardia delineó una paliza en el Juan de la Barrera. La serie viajará a Monterrey con ventaja de 3-2 para Fuerza Regia, que podría coronarse en casa.
Una final de centímetro en centímetro, de vaivenes e imponderables, vivió su episodio más monotemático y previsible la noche del jueves en un Juan de la Barrera furibundo, como de costumbre. Fuerza Regia, y sobre todo, un Daniel Bejarano en espíritu Curry, impartió una clínica de tiro a distancia y juego en la pintura para dominar 78-97 a Capitanes y adelantarse 3-2 en las finales de la LNBP. El Gimnasio Nuevo León Independiente dictará sentencia.
El baloncesto también es un deporte cíclico: los patrones se suceden por inercia. Así lo demostró Daniel Bejarano, con sus dos triples en la esquina derecha para descorchar el partido, tal como sucedió en las aperturas en Monterrey. Sucedió que el aro cerró sus compuertas de hierro a todo esmero capitalino: los tiros de Machado encontraban aire y los cambios de mano de Oglivié pegaban de frente al anillo. No fue sino hasta que el misil de largo alcance de Gutiérrez rompió la cerradura (15-15), cuando advertimos que el arsenal de Capitanes solo había sufrido una avería provisional, pero grave (31.8% de campo al final del primer corte).
Las apariciones furtivas de Mendoza y Gutiérrez no encaminaron a Capitanes, que jamás hallaron solución anti-aérea a los obuses teledirigidos de Bejarano (3/3 hasta ahora), ni a las transiciones a todo galope que remachaban Toscano y Rivera. Desde el paredón, Toscano dibujó una máxima ventaja (12 puntos, 28-40) y Capitanes entró en pasmo. Fuerza Regio tiró de repertorio, penetraciones, engaños en la esquina, el pick & roll de Rivera, para abrir la brecha. El bombazo del boricua estiró el déficit (33-46) y el partido comenzó a tornarse sospechosamente parecido al del martes. Entre tanto, Gutiérrez siguió sin encontrar su tiro, ni siquiera desde el paredón (20% de campo, 25% en libres). El triple fuera de foco de Girón, que saltó sobre el aro, resumió el infortunio de 20 minutos.
Huertas se regodeó en su tiro a media distancia y se convirtió en la gran baza de los regios, mientras solo “Cubanazo” opositaba a favor de Capitanes. Mientras el combate frontal entre Akindele y Romero se había trasladado al duelo a sables, y el Juan de la Barrera tomaba hostil partido a favor de su consentido, Bejarano prosiguió su práctica de tiro: 4 de 4, impecable desde la tercera dimensión. Al rescate debió acudir “Cubanazo”, pero su puntería desde la línea es peor que la de DeAndre Jordan en estado etílico. Acto seguido, Huertas secundó a Bejarano con su segundo misil de la velada. Glynn se unió a la pirotecnia y el partido perdió trama. Eso sí, el tercer cuarto aún tuvo batería para el triple arrinconado de “Rigo” y el quinto arcoíris de Bejarano-Curry, quien convierte en todas las posturas estéticas: de “jumper”, con las manos arriba, libre o marcado. Francotirador.
Huertas también tenía un arsenal balístico presto a utilizar. Dos bombazos detrás del arco pusieron al partido en estado de coma (61-84, la máxima diferencia desde el juego 1). Entonces, Capitanes claudicó. Sin apenas alma para trazar las pantallas, y con Girón, entre algodones, a los controles, Fuerza Regia controló con posesiones largas y encono. La guerra que libraba el Juan de la Barrera contra los jueces no era de su pertinencia. Los complementos de Fuller y un tapón de antología de Romero acompañaron la resignación final. Todo quedará en Monterrey.