Tomás Boy no tiene buenos números cuando llega de relevo
En ninguna de las seis ocasiones que entró a mitad de torneo pudo clasificarse a la Liguilla; en 73 partidos, ganó 18, empató 20 y sufrió 35 derrotas.
Misión Imposible 6. No para Tom Cruise, sino para Tom Boy. En el caso del entrenador sus desafíos como relevista no acabaron nunca bien. Y su nuevo reto en Chivas luce verdaderamente complejo; tendría que ganar al menos 10 puntos en los cuatro partidos que le quedan.
Quienes le han contratado para este “bomberazo” y piensan que es el hombre adecuado para levantar al equipo de este horrendo momento tal vez no han considerado los antecedentes.
Los datos son contundentes. Boy Espinoza nunca pudo clasificar a una Liguilla en un torneo en el que comenzó a trabajar a mitad de la ruta, y sólo una vez logró revertir medianamente la situación en la que se encontraba el equipo que le contrató. Son seis las distintas ocasiones en las que ingresó como relevo a mitad de un torneo y el balance no fue positivo, aunque no siempre tuvo como objetivo meterse a la Fase Final.
Su primera oportunidad la tuvo justamente entrando al quite en el Tampico Madero de la campaña 1989-90, torneo largo que constaba de 38 jornadas. Se presentó en la fecha 13, con el cuadro petrojaibo en el sótano de la clasificación, y logró angustiosamente su cometido, pues al rescatar 22 puntos de 52 posibles, logró subir un escalón en la clasificación y mandar al descenso al Atlante, que quedó en el último sitio, el cual entonces representaba directamente la pérdida de la categoría. Boy, en ese caso, cumplió con su misión.
No puede decir lo mismo de lo que le sucedió en el Invierno 1996, torneo en el que entró de relevo en el banquillo de Monarcas en la fecha 4 sustituyendo a Jesús Bracamontes.
Morelia era penúltimo en la tabla, y con Boy, tras ganar sólo tres de 14 partidos, acabó cayendo al último lugar. Pese a ello tuvo continuidad y realizó con buen trabajo en el siguiente torneo, llevando a Morelia hasta Semifinales.
Su tercer trabajo como relevista lo comandó en el Veracruz, donde había dejado un grato sabor de boca en una primera estadía en el puerto, al haber llevado a los Tiburones a las Semifinales en la campaña 1995-96.
Esta vez la historia fue muy diferente. Llegó al cargo en sustitución de Daniel Guzmán tras la décima jornada del Clausura 2004. Veracruz estaba entonces en el último lugar general con apenas siete puntos de 30 posibles. Aunque estadísticamente su trabajo entregó mejores cuentas, al obtener 10 de 27 puntos, los escualos no abandonaron ese penoso puesto con su labor.
Los fallidos relevos de Tomás Boy
Los dos últimos relevos del “Jefe” se dieron al mando del Atlas. En el Apertura 2007 tomó al equipo en la última posición, y aunque sus números mejoraron los de su antecesor (Rubén Omar Romano), no fue capaz de moverlo de ese sitio.
Su peor desempeño como técnico que ingresa a mitad de un torneo fue el que tuvo con el mismo Atlas en el Apertura 2012. Los Zorros cortaron el trabajo de Juan Carlos Chávez cuando éste había sumado siete puntos en las seis primeras fechas sin adivinar que quien le reemplazaría, Boy Espinoza, no sería capaz de ganar ninguno de los 11 partidos dirigidos, lo que mandó al Atlas del lugar 12 al 17.
Con Cruz Azul, en el Apertura 2015 tomó el cargo justo antes de la fecha 13 en una situación muy parecida a la que ahora viven las Chivas; en el lugar 14 y obligado a ganar casi todos sus partidos.
Considerando sólo esos seis trabajos como relevista, Boy tiene números espantosos, ya que de 73 partidos dirigidos sólo pudo ganar 18, rescatando además 20 empates y sufriendo 35 derrotas.
Son sólo números, pero coinciden en lo esencial. Sí, en su extensa carrera como director técnico Boy ha entregado algunos buenos resultados, lo hizo siempre en torneos en los que pudo comenzar desde el principio. Al relevo no.