El equipo, que debutó en 2017, disputará su segunda final de la LNBP. Con dos años en la escena, ya es uno de los principales protagonistas del baloncesto en el país.
El Gimnasio Juan de la Barrera es un infierno azul para el forastero. El aullido de las gradas le envuelve. Un mosaico homogéneo de bramidos y vítores que aplastan al enemigo e impulsan al capitalino. Los abucheos caen como piedras y los alaridos parecieran partir la techumbre del recinto. “¡Capitanes, Capitanes!, canta el graderío mientras ‘Pery’ Meza dirige la orquesta, Héctor Hernández machaca a sus mil marcadores y Rigoberto Mendoza afina la puntería. Cuando la bocina resuena y la pelota reposa sobre el parqué, el eco de “¡Capitanes, Capitanes!” aún retumba; parece haber sido absorbido y rebotado por las paredes del pabellón.
Las noches en el Gimnasio Juan de la Barrera ya son patrimonio de la Ciudad de México. Llamaría menos la atención el formidable e insospechado momentum si el culpable no tuviera tan solo dos años de existencia y porte la poco honrosa y maldita estafeta que lo acredita como el representante capitalino ante el baloncesto nacional. A los Capitanes le anteceden los maltrechos antecedentes de la Ola Roja del Distrito Federal (2000-2007), Estrellas Indebasquet (2008-2009), Pilares (2009-2010), Titanes (2010-2011) y Gansos Salvajes (2012-2015), uno más desafortunado que el anterior. Con el afán de establecer la cultura del baloncesto en la capital del país, crear un arraigo en torno a un equipo que pregone ‘identidad’ y crea en un concepto, y concebir un modelo de espectáculo que satisfaga la necesidad del aficionado de consumir baloncesto de calidad sin salir del país, arribó Moisés Cosío, el arquitecto de un sueño, una quimera: que la Ciudad de México se consagre en la única liga deportiva profesional del país en la que aún no lo ha hecho. Que ‘chilango’ también conjugue con baloncesto.
Dos finales en dos años de existencia. La irrupción de Capitanes es una bocanada para la LNBP. “Doy gracias cada día por haber tomado la decisión de abrirles la puerta”, se sincera Sergio Ganem, presidente de la Liga,sabedor de que el impulso que ha brindado el equipo a la competición podría significar un punto de no retorno. El siguiente paso será la consolidación del modelo, propulsado por la pujanza de un equipo ascendente con masa social, jugadores de élite e identidad propia. “Teníamos muy claro que esto era un proceso que tomaría cierto tiempo en crear un arraigo en la gente para que pudiera creernos, que no éramos nadie más queriendo bajar dinero del gobierno, entrar en la liga, sorprender a la gente y desaparecer. Desde el principio hicimos un compromiso de decir ‘estamos puestos en esto para hacer que funcione’ y que la Ciudad tenga un equipo que perdure”, explica Cosío a AS. La clave detrás del racional: agitar la carga identitaria para que las cualidades de la Ciudad recaigan en un símbolo, una figura encarnada por Capitanes. Un equipo ligado, en imagen y discurso, a la mexicaneidad, a la capital como megalópolis, el urbanismo, el ‘chilangismo’ y sus costumbres. Capitanes es un tributo a la ciudad y un producto de ella misma; tan vibrante, moderna, afanosa, en tensión irresoluble: siempre sucede algo. Por ello, el Monumento a la Revolución, coronado por una pelota como cúpula, está consagrado en su escudo. Capitalinos y orgullosos.
Y el español como seña de identidad. El idioma como conexión con el entorno y el público. El baloncesto nacional en acentos variopintos, pero en español, al fin y al cabo. “Queríamos tener un equipo esencialmente mexicano, también con ayuda de algunos extranjeros, de preferencia latinos, pero con esta idea de no seguir volteando a ver a Estados Unidos o usar el inglés para el basquetbol nacional”, desarrolla el empresario, también productor de cine y coleccionador de arte contemporáneo, miembro del patronato del Museo Tamayo. La amalgama cuajó. El Juan de la Barrera registró aforo completo a lo largo de las finales de zona frente a Soles de Mexicali y dejó patente que la fiebre de la temporada de estreno no fue la mera excitación primeriza. Ramón Díaz, exasistente Sergio Valdeolmillos en la Selección Mexicana que ganó el FIBA Américas y clasificó al Mundial de España en 2014, es hoy el encargado de comandar al equipo en la duela. Con su inconfundible acento granadino, refrenda el fuerte nexo que Capitanes ha generado con su entorno: “Hemos creado una filosofía con la ciudad, una identidad muy grande; la verdad, es de lo más bonito que me llevo de Capitanes, porque ver cada día el Gimnasio Juan de la Barrera, donde no cabe ni un alfiler, donde nos apoyan incondicionalmente si las cosas van bien o mal… Solo puedo dar palabras de agradecimiento”.
Jueves #ALoRegio en AS ⚾🏀⚽🤠
— AS México (@ASMexico) April 5, 2019
Vamos al básquetbol
Sinhue Yepes ha hecho de todo para venir desde Querétaro a apoyar a Capitanes #FuerzaRegia 🆚#CapitanesCDMX
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Un veterano de la LNBP ha encontrado en Capitanes un lugar en el que se siente acogido, valorado y apreciado en la recta final de su carrera. Es Pedro ‘Pery’ Meza, retirado ya de la Selección Mexicana, quien vivió la era el oscurantismo de la LNBP: impagos, desapariciones forzadas, equipos otrora campeones en franca decadencia. Después de los adeudos que sufrió durante su militancia en Halcones Xalapa, ‘Pery’ recaló en 2017 en Capitanes. “Es como mi casa; el estar aquí, que la gente te arrope. Además, tengo mucha familia aquí (en la CDMX), mi mamá es de aquí y también mi hermano. Estoy muy feliz con el equipo, es el lugar donde quiero terminar mi carrera de una manera tranquila y con buena organización”, confiesa.
El equipo es una familia. Así lo demuestra Jorge Gutiérrez, exjugador NBA con Hornets y Nets, símbolo del renacimiento del baloncesto mexicano en años recientes, quien es la más reciente adición a la quinteta de élite que orquesta Díaz. A pesar del nuevo ingreso, Gutiérrez ya se siente totalmente acoplado a la disciplina de Díaz y sus pupilos: “Me he sentido muy bien aquí, gracias a Dios. El equipo, mis compañeros, la directiva, los fans me han recibido muy bien, me he sentido muy cómodo”, expresa a AS quien, en cuanto fue presentado como refuerzo ‘capitán’, aceptó “no disfrutar del baloncesto”; sus continuas lesiones en la rodilla pusieron su trayectoria en entredicho y boicotearon su estancia en la Liga Endesa donde se reencontró con Sergio Valdeolmillos en el Gipuzkoa Basket Club. Desde San Sebastián aterrizó en la CDMX, invitado por la gestión de Cosío para entrenar y rehabilitarse en las instalaciones del club para, después, quedar prendado del proyecto. El discurso le ha cambiado: “Me he sentido mucho mejor mentalmente. Como basquetbolista, las lesiones son muy difíciles de llevar. En la cancha he estado contento”.
Ramón Díaz también está convencido de que Capitanes está creando algo con miras a la posterioridad. Ser “más que un club”, con el perdón de la licencia. “Desde el primer segundo que me senté a hablar con Moisés hace dos años y medio, era imposible de decir que no cuando una persona te transmite los valores que tiene y que quiere en su club. Nunca me hablaba de resultados deportivos; por supuesto que todos queríamos ganar, por supuesto que todos queríamos estar arriba, pero él siempre me hablaba de crear esa identidad con la afición, con la Ciudad, de llevar el baloncesto de Capitanes a cada rincón de la Ciudad de México, ayudar a la juventud, a los niños y niñas para que, acercándose al baloncesto, puedan tener una vida mejor”, declamó el entrenador español, en el cargo desde el primer segundo de existencia misma de la franquicia.
Ramón Diaz, coach de @CapitanesCDMX : “Nadie habría escrito mejor este guion de Capitanes en estos dos años” 🗣🎙🏀🇲🇽
— AS México (@ASMexico) 2 de abril de 2019
Vía: @Fmercu9 🎥 pic.twitter.com/LLz3dMR9es
La responsabilidad social es un eje central en el ideario de Capitanes. En verano, el equipo realizó una academia para entrenadores, está estructurando su sistema de fuerzas básicas y se han acercado a la comunidad a través de las escuelas primarias en la zona metropolitana de la Ciudad, al impartir la enseñanza del baloncesto como un programa de educación física. El equipo se sostiene con capital 100% privado y solo recibe apoyo gubernamental a través de la alcaldía Benito Juárez, que gestiona el subarrendamiento del Gimnasio Juan de la Barrera. Si Capitanes se acercará con la administración de Claudia Scheinbaum, será en estricto ansia de colaboración a favor de la comunidad y la juventud.
Por ello, la visión de Moisés Cosío a mediano plazo es más que deportiva: “Crear un arraigo a la marca Capitanes y que todo mundo se suba al barco con nosotros; te diría ganar todos los campeonatos, pero realmente no es eso, es tener un equipo competitivo, poder ayudar a la creación y descubrimiento de nuevo talento mexicano. Y, realmente, hacer que la gente que se enamore y se ponga la camiseta”. Ramón Díaz, granadino de nacimiento, es un ‘capitán’ más en el ‘pesero’, que no en el barco: “El proyecto me ilusiona muchísimo, no por los resultados sino por lo que podemos crear para la Ciudad. La afición está respondiendo, cada vez está más arraigada. ¡Voy a muerte con Capitanes!”.