Paliza de Fuerza Regia corona la noche de ensueño de Monterrey
La quinteta del Cerro de la Silla abrió la final de la LNBP con marcador 104-78 sobre Capitanes de la Ciudad de México. Juan Toscano fue la figura.
En un estruendoso ejercicio de potencia, puntería y buen tacto, Fuerza Regia demolió 104-78 a Capitanes en el primer partido de la serie final 2019 de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional, el colofón de una noche a todo pulmón para la Sultana del Norte con tres frentes victoriosos: Rayados, Sultanes y Fuerza. La velada de ensueño del deporte regiomontano tuvo en Juan Toscano, refuerzo de último minuto, a su artífice (19+4+3), y a la potencia de su banquillo: 43 puntos desde los asientos.
Cuando Rivera entregó los primeros primeros puntos del partido con una bandeja, el Gimnasio Nuevo León aún tenía huecos en sus gradas. No obstante, el alarido se multiplicó conforme Toscano y Glynn desenfundaron el arsenal de Francisco Olmos. Capitanes dependió de la brújula averiada de Jorge Gutiérrez, pero encontró sólo el extravío del ‘Pery’ Meza. Sin fuerza en la pintura, Capitanes sucumbió ante la parábola desde la esquina izquierda de Bejarano que decoró el primer parcial 21-14. No obstante, Oglive y Mendoza encontraron una grieta bajo Akindele y, en una ráfaga, colocaron el partido a cuatro puntos de diferencia (25-21). Ambos intercambiaron metralla hasta dos triples consecutivos de Pagán y Toscano, en la esquina y frontal, que colmaron la paciencia de Ramón Díaz. La persecución capitalina, que llegó al punto mínimo, abrió brecha de siete unidades.
La bandeja de reversa de Toscano, una pintura, confirmó el “momentum” de Fuerza Regia. Toscano, puntería forjada en Santa Cruz, en la lista de espera de la NBA, retornó, hijo pródigo, del internado avezado, basquetbolista total. A media distancia, en penetración o asistencia, el mexico-americano torturó al perímetro de Capitanes desde cualquier posición (11 puntos, tres rebotes y 62.5% de campo, hasta entonces). La tapa de Lizárraga sobre Romero, tildada como ilegal, cerró el telón con doble dígito de distancia (46-36). Ya, entonces, no le cabía un alfiler al Gimnasio, una disidencia en una noche de pasión a tres bandas en la Sultana.
El tercer cuarto comenzó con el mismo color, hasta que Huertas desplegó el capote frente a Meza, quien terminó en el banquillo regio, y trazó una parábola celestial que explotó tres veces en las redes. 54-40, máxima diferencia. Acto seguido, a Romero el canasto le escupió la pelota y un diálogo entre Rivera y Bejarano quemó a Girón bajo el aro. Glynn y Akindele armaron un festín de cabrito en la zona pintada capitalina (60, 75.0 del total de campo). La brecha siguió expandiéndose: 62-47 mediado la tercera manga. Dos triples de Rivera, escorado a la derecha, hicieron sangre. 71-47. Ni los Warriors, con Chamberlain incluido, levantan tal déficit. Una plegaria de media duela no se apiadó de Capitanes, que prepararon el último cuarto con 19 puntos de losa. Y el partido con un pírrico 39.4 de campo.
Fuerza Regia estrenó el último cuarto con alley-oop de Rivera para Fuller. Entonces, el Gimnasio entró en combustión con el martillazo de Bejarano sobre Romero: mano derecha, la cabeza a la altura del aro, el fuego en la red. Toscano debió cerciorarse segundos después de que el tablero no había sufrido daños permanentes. El resto del partido fue aplicación cabal de la Ley de Murphy en contra de Capitanes: el aro escupía los disparos de Jones y las pérdidas redituaban (13) para Fuerza Regia. Y, también, los minutos finales fueron un autohomenaje para Toscano, rey de Santa Cruz y soberano de Monterrey. El triple de Pagán abrochó la trama y activó los minutos “de la basura” que, no obstante, dejaron una floritura de Pagán para Fuller, un enésimo triple de Ávalos, el punto 100 entregado por Fuller desde el paredón de libres y la burla velada de la afición regia: “¡No se escuchan!”, clamaban mientras las ráfagas y chispas copaban el Gimnasio. Mañana será otro día.