¿Son posibles los Juegos Olímpicos en las dos Coreas?
El Comité Olímpico Internacional acogió la propuesta conjunta Corea del Norte y del Sur para organizar los Juegos de 2032. ¿Qué retos afrontaría la candidatura?
La geopolítica y, en parte, la historia política del mundo podría entrar a una nueva era en años venideros con el deporte como bandera. Corea del Norte y Corea del Sur presentaron ante el Comité Olímpico Internacional, en una reunión celebrada en la sede del COI en Lausana, Suiza, una iniciativa para celebrar, de manera compartida, los Juegos Olímpicos de 2032, con Seúl y Pyongyang, las capitales de cada nación, como sedes paralelas. Sería la primera ocasión en la historia en la que la máxima cita deportiva del planeta ocurra en dos países a la vez. Y el simbolismo sería analizable por generaciones. Dos países, divididos por el paralelo 38 norte, la zona desmilitarizada más vigilada y tensa del planeta, técnicamente aún inmiscuidos en una guerra que data de 1950, condenados a vivir una a espalda uno de otro, regidos por ideales políticos diametralmente opuestos: el Norte abraza el comunismo en su particular interpretación 'coreanizada' denominada 'Juche'; el Sur es uno de los corazones financieros del orbe y sus multinacionales tienen presencia en, prácticamente, todas las naciones.
Ensayos nucleares, tambores de guerra, incursiones navales en aguas disputadas, secuestros de ciudadanos, retórica amenazante y alineación de potencias globales en torno a una u otra postura han marcado un conflicto vetusto que ha dividido al planeta en una suerte de Guerra Fría situada en la península coreana: democracia contra totalitarismo, intervencionismo contra libre determinación, nuclearización contra desnuclearización. Y los Juegos Olímpicos como eje central.
"Las pláticas son un paso adelante para demostrar cómo el deporte puede contribuir a favor de la paz en la península coreana y en el mundo (...) El deporte seguirá construyendo puentes y demostrando el poder unificador de los Juegos Olímpicos", aseguró Thomas Bach, presidente del COI, después de la cumbre tripartita en Lausana en la que también participaron delegaciones de ambas naciones lideradas por los directores de su Comité Olímpico particular: Lee Kee-heung (Sur) y Kim Il-guk (Norte). "A partir de nuestra exitosa colaboración en los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018, continuaremos trabajando de forma cercana con Corea del Norte en una candidatura para albergar los Juegos en Seúl y Pyongyang", añadió Kee-heung en declaraciones replicadas por el comunicado oficial del COI publicado tras la reunión. El proyecto olímpico es la culminación de un proceso de deshielo diplomático que inició en 2017 con una serie de reuniones bilaterales a ambos lados del paralelo, destinadas a rebajar la tensión nuclear causada por los ensayos atómicos ordenados por el régimen de Kim Jong-un, que escandalizaron a la comunidad internacional y impulsaron un paquete de sanciones económicas y diplomáticas que aún lidia 'El Reino Ermitaño'.
Lo que se sabe sobre la propuesta
El pasado lunes 11 de febrero, el Comité Olímpico Surcoreano eligió a Seúl como su ciudad candidata para el proceso 2032: Busan fue apeada del proyecto. La capital de Corea del Sur se uniría a Pyongyang, su contraparte en el Norte, para seguir con la iniciativa lanzada en la unión bilateral celebrada en septiembre de 2018. El portal GamesBids.com reportó en diciembre, citando a oficiales ligados a la candidatura, que se baraja la posibilidad de realizar dos ceremonias de inauguración paralelas en ambas ciudades. La agencia estatal de noticias surcoreana Yonhap aseguró que el presupuesto inicial para organizar los Juegos rondaría, al menos, 3,400 millones de dólares, esto sin contar los recursos que aportaría Corea del Norte y la remodelación de instalaciones actuales y del sistema de transporte en Seúl.
Inside The Games ha especulado con un sistema de trenes que conecte a ambas sedes, lo que abriría un problema logístico: convertir la frontera entre las dos Coreas, la línea más vigilada del mundo, un polvorín a punto de la explosión, en un espacio de libre tránsito de ida y vuelta con controles relajados para comodidad de atletas, oficiales, jueces, aficionados, periodistas. La frontera, justo ahora, es infranqueable por ambos lados. La conexión entre ambas ciudades, separadas por 195 kilómetros, también deberá planearse en la medida en la que la sede de cada prueba se defina. ¿Será posible celebrar partidos del mismo torneo baloncesto en Seúl y Pyongyang? ¿Habrá que viajar de un país a otro para presenciar encuentros de un mismo grupo de competencia? ¿Un deporte tendrá sede exclusiva en una ciudad en particular? ¿Y cómo se elegirá eso? Las interrogantes podrán empezar a bosquejarse a partir de la próxima reunión del Comité Ejecutivo del COI, que comenzará el próximo 26 de marzo.
Primeros obstáculos
El proceso de selección de la sede no comenzará oficialmente sino hasta 2025 y la sede se anunciaría en 2026, sin embargo, el COI ya ha dado el beneplácito a la propuesta conjunta. El plan podrá encontrar notables resistencias. Primero, a nivel político, pues organizaciones civiles como Amnistía International han documentado y denunciado sistemáticas violaciones a los derechos humanos en Corea del Norte. Las alegaciones sobre la existencia de campos de concentración donde el régimen confina a sus opositores políticos se han vuelto motivo de escrutinio internacional. Previo a los Juegos Olímpicos de PyeongChang, el escritor surcoreano Suki Kim, quien logró entrar en su vecino del Norte en calidad de profesor de escuela, criticó severamente la cobertura mediática durante la cita: "Son los maestros de la propaganda y están mintiendo todo el tiempo", condenó, al asegurar que los medios pintaban un retrato amable de la familia Kim que gobierna con puño de hierro a Corea del Norte desde el fin de la Guerra, en 1953.
Además, la sombra del dopaje también se cierne. En la víspera de la reunión en Suiza con el COI, la Agencia Mundial Anti-dopaje (WADA, por sus siglas en inglés) declaró a Corea del Norte en 'no-cumplimiento' de sus estándares, un estatus que la iguala, por ejemplo, con Rusia, cuyos atletas no pudieron competir en los Juegos Olímpicos de PyeongChang bajo el nombre, la bandera y los colores de su país a causa de la supuesta trama de doping de Estado. Esto significa que la WADA tiene expedientes lo suficientemente sólidos como para acusar a atletas norcoreanos de dopaje. Futuras sanciones son posibles y esto operaría en contra de una posible candidatura conjunta. No obstante, el COI anunció un esfuerzo coordinado con el Comité Olímpico Norcoreano y la WADA para "fortalecer" la lucha antidopaje. Además, anunció la existencia de un acuerdo entre el CON y el Comité Olímpico Chino para resolver los expedientes lo antes posible y confirmar la limpieza de los atletas norcoreanos.
Por supuesto, la sede intercoreana no sería la única en carrera. Argentina (Buenos Aires), Alemania (la región de Westfalia), Indonesia (Jakarta), Australia (Brisbane) y la India (Nueva Dehli o Bombay), ya han escrito cartas al COI para manifestar su interés en participar en el proceso. Cada una aportará lo mejor de su artillería, infraestructura, estabilidad política, y, ciertamente, podría implicar menos esfuerzos y conflictos a nivel geopolítico. Pero el camino apenas comienza.