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NFL

Josh Gordon es la nueva apuesta de Bill Belichick

El wide receiver es la nueva apuesta que tienen los New England Patriots y Bill Belichick para apuntalar un débil cuerpo de receptores

Cleveland Browns wide receiver Josh Gordon (12) reacts after catching a 17-yard touchdown pass during the second half of an NFL football game against the Pittsburgh Steelers, Sunday, Sept. 9, 2018, in Cleveland. (AP Photo/David Richard)
David RichardAP

Josh Gordon tiene la velocidad y las manos, el talento en general, para desempeñar las mismas funciones de Randy Moss en los New England Patriots entre 2007 y 2009.

Pero Josh Gordon es, también, un adicto en recuperación, alguien que está a un solo desliz de no volver a jugar en la NFL y un jugador que solo acumula 11 partidos desde el final de la temporada 2013, sin haber demostrado en ninguno de ellos el talento que alguna vez lo posicionó como uno de los mejores receptores de la liga.

Pese a todo, es una apuesta de bajo riesgo para los Patriots, que solo se desprendieron de una quinta selección y podían ganar a un jugador que atiende una de las principales deficiencias en el equipo ante la salida de Brandin Cooks y Danny Amendola y la suspensión de Julian Edelman.

Belichick apuesta a que el régimen _ prácticamente militar _ con el que lleva a los Patriots sea una influencia positiva en Gordon, que cambie su cultura y se integre de nuevo a la vida productiva en la NFL. De ser así, podría haberse sacado la lotería.

Pero no hay garantías. Belichick ya lo ha intentado antes sin presumir grandes resultados. El coach de los Patriots ya ha puesto antes (pocas) fichas a favor de nombres con deficiencias similares a las de Gordon, como los casos de Albert Haynesworth y Chad Ochocinco, además del trágico caso de Aaron Hernandez.

El “Patriot Way” no es para todos. Pero, para fortuna de Belichick, los Browns estaban lo suficientemente desesperados por desprenderse de “Flash” que aceptaron cualquier oferta y los Patriots aprovecharon esa urgencia.

Si la apuesta de Belichick no funciona, solo tienen que desactivar a Gordon los juegos necesarios para que, bajo los términos del acuerdo, reciban una séptima selección de Cleveland a cambio.

Gordon ha pasado demasiado tiempo echando su vida a la basura e intentando recuperarla con rehabilitaciones, que el parámetro para considerar una producción exitosa es, cuando mucho, borroso.

Nadie sabe qué esperar de Gordon en el campo, o incluso si volverá a pisarlo. A fin de cuentas, no muchos son capaces de lidiar con el carácter de Belichick, el liderato de Brady o la presión de desempeñarse con la dinastía más exitosa y longeva de la era del Super Bowl.

Pero si Belichick es capaz de mantener a Gordon sobrio y como un jugador incluso medianamente productivo, tal vez haya firmado su mejor obra en la NFL, cinco títulos de Super Bowl incluidos. De no ser así, también es una apuesta de bajo riesgo, pues pocos esperarían que lo consiguiera.