El regreso de la España necesaria
Las cifras de audiencia de la retransmisión a través de La 1 de TVE del Inglaterra-España del pasado sábado demuestran que el interés por la Selección no ha mermado un ápice a pesar de los tres desencantos consecutivos del Mundial 2014, de la Eurocopa 2016 y, el más reciente, del Mundial 2018. La llegada de Luis Enrique fue recibida con enfado por sectores de madridistas (un amigo, socio del Madrid, asegura que mientras el asturiano esté de seleccionador no va a ver ningún partido de la Selección), pero los gestos y los hechos del nuevo seleccionador van convenciendo a los más reticentes que ya no le ven como un antimadridista pertinaz, cosa que el propio Luis Enrique negó que fuera en su presentación. Y además de por las fobias que pudiera despertar el nuevo entrenador, parecía difícil que después del simulacro de partido ante Rusia, la última puesta en escena, se pudieran juntar frente a la televisión más de cinco millones de telespectadores para ver a La Roja en el doble debut (de Luis Enrique y de la Liga de Naciones).
Regresó la España necesaria. Volvió el equipo que puede vertebrar y echar a la calle con el corazón contento a todo un país y puede conseguir hasta que la bandera sea compartida por toda la sociedad sin connotaciones políticas, como sucedió tras ganar la Eurocopa 2008 y, sobre todo, el Mundial 2010. Parecía que iba a costar que la gente se volviera a enganchar a la Selección, pero el formidable triunfo ante Inglaterra ha reactivado el interés. A partir de ahora, como canta Rosendo, “puede que se pudra la ilusión, puede que no salga de mi asombro o puede que me quede como estoy...”.