Griezmann tuvo en vilo a la afición del Atlético el pasado mes de junio. Parece que ha pasado una eternidad desde entonces, pero no lo es tanto. Su futuro fue cuestión de debates en bares, tertulias, programas deportivos... Finalmente le dijo no al Barcelona, algo que pocos jugadores pueden decir. Dicho de otra manera, decirle no al Barcelona está al alcance de muy pocos. De los elegidos. Y Griezmann es uno de ellos. El Atlético nunca tuvo un campeón del mundo en sus filas y ahora tiene tres. Griezmann es uno de ellos. Es algo histórico para el Atlético, club que ahora gana títulos y está en lo más alto pero que también ha pasado por situaciones complicadas. Griezmann decidió quedarse en su actual club y parte del mundo del fútbol recibió la noticia con cierta incredulidad. Ahora se le ve contento, feliz y comenta que se siente satisfecho de haber decidido seguir en el Atleti.
Disfrutemos de este futbolista. No está ahora mismo para grandes esfuerzos, porque apenas ha realizado pretemporada, pero en Valencia una pincelada suya le dio el gol a Correa y ante el Rayo marcó. Hay futbolistas que tienen un don, por muy mal que estén. Y el francés es uno de ellos. El don de estar en el sitio exacto en el momento justo. El año pasado Griezmann comenzó muy mal el año, fue expulsado ante el Girona y todo se tornó gris en torno a él. Ahora es diferente. Ha comenzado como campeón del mundo, ganó la Europa League y hace unos días la Supercopa ante el Madrid. En este año que promete ser tan bonito para el Atleti, Griezmann debe ser determinante. Se quedó para hacer historia. Y está empeñado en conseguirlo.