Bale y Asensio afrontan un desafío decisivo
El Mundial de Rusia ha convertido esta edición de la International Champions Cup en un asunto festivo, limitado por la ausencia de un batallón de estrellas (Messi, Cristiano, Mbappé y Neymar no jugarán un minuto del torneo) y dedicado a la prospección de jóvenes talentos o al análisis de jugadores que se enfrentan a una temporada trascendental en su carrera. Por diferentes razones, en el Real Madrid destacan dos: Bale y Asensio. Los dos marcaron los goles de la victoria sobre la Juve en Washington. Goles de gran calidad para un partido veraniego, tan festivo que el segundo tiempo parecía una plaza de pueblo. El partido se interrumpió varias veces ante el afán saltarín de los aficionados, que dejaron en mal lugar a los encargados de la seguridad en el estadio de los Redksins.
Abundaron los jóvenes en la alineación. Obligan las ausencias de numerosos mundialistas, lo pide el verano y se asocia al papel de Lopetegui, que conoce el percal de los jóvenes al dedillo. El ingreso de Celades en el cuerpo técnico abunda en esta idea juvenil que ha trazado el Real Madrid en las tres últimas temporadas. Hace tres temporadas al menos que el Real Madrid invierte más en jóvenes talentos que en estrellas consagradas. Es un giro radical que el madridismo observa con cierta sorpresa. El club que rompió el mercado con Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham y posteriormente con Cristiano Ronaldo y Bale, ahora busca jóvenes prometedores por todo el mundo.
Varios de los titulares frente a la Juve pertenecen a este nuevo modelo, del que desconfió Zidane la temporada anterior. En el mejor de los casos, Llorente, Theo, Ceballos, Mayoral y Vallejo pasaron de puntillas por el equipo. Es probable que Theo no haya mejorado su crédito a los ojos de Lopetegui. Reguilón jugó todo el partido contra la Juve. Theo, ni un minuto. Los partidos de verano envían esta clase de mensajes sobre el futuro de algunos jugadores.
Cuando se habla de pretemporada se habla de partidos de este pelo: desiguales, con poco ritmo, salvados por los detalles, que en este caso correspondieron mayoritariamente al Real Madrid. La Juve suena a campeón de Italia por todas partes, pero se nota que espera a Cristiano Ronaldo. No dejó nada interesante en Washington y ofreció algún motivo para la preocupación: Buffon no estaba para demasiadas cosas, pero Szczesny mantiene el cartel de portero irregular que se ganó en el Arsenal. Se comió el tercer gol del Madrid y Allegri le cambió por Perin.
La atención se dirigió a Bale, nueva antorcha del Real Madrid después de la marcha de Cristiano, cuya ausencia produce una mezcla de nostalgia y orfandad, el vacío que dejan los jugadores que marcan época. A Bale le toca ocupar ese puesto, que es mucho más que futbolístico. El jugador galés tiró a Zidane al tren minutos después de la final de Kiev y se encuentra en la situación que requirió: titular sin ninguna sombra a su alrededor, sin Cristiano referente constante, sin Zidane para irritarle y con la obligación no sólo de hacer goles, sino de ejercer un liderazgo que hasta ahora no ha demostrado.
Esta no es una temporada más para Gareth. Es la temporada. Su golazo significó el empate con la Juve. Bale está doctorado en goles impresionantes. Necesita añadir aquello para lo que no se ha graduado todavía: rendimiento constante, compromiso febril y suerte con las lesiones. La ausencia de fichajes acentúa más aún el papel de un jugador que ya no tiene excusas para alcanzar todo su potencial.
Algo similar, pero por otras razones, le ocurre a Asensio, el mejor del partido con diferencia. Apareció en el segundo tiempo para oficiar durante un rato como falso nueve. Fue todo un hallazgo. Confundió tanto a la defensa de la Juve que gente como Benatia y Chiellini quedaron como novatos. Asensio cambió el curso del partido y dio la sensación de confianza que muchas veces le ha faltado en el Real Madrid, donde ha asumido un rol secundario con demasiada complacencia. Ya no se puede permitir ese lujo. Tiene todas las condiciones para dar el salto en la escala de un equipo que siempre ha respetado la jerarquía de quienes lo merecen. Frente a la Juve, Asensio fue tan superior a los demás que pareció totalmente dispuesto a asumir el desafío que le espera. O eso, o tendrá que pechar con el papel de buen jugador y eterna promesa.