Julen, lobo con piel de cordero
Tras su presentación cargada de emotividad, en la que el dolor mundialista y la ilusión madridista se entremezclaban de manera indeleble en una batidora de sentimientos contrapuestos, Lopetegui compareció por primera vez ante los medios en Miami, sonriente, trasladando una imagen de solidez y de quién sabe lo que se trae entre manos. Un discurso elocuente, sin estridencias, pero con mucho poso. El Madrid tiene un entrenador fiable. Aprovechó para ponerle galones a Bale, la etiqueta de la ilusión a Vinicius y para erigirse como el alquimista capaz de reinventar, que ya es mucho decir, el Madrid post-Cristiano, donde va a necesitar de todos, incluidos los de la planta noble. Pudo sorprender su discurso conformista en materia de fichajes. No se confundan. Julen sabe dónde debe librar las batallas, que nunca va a trasladar a la esfera pública. Es hombre de club y no parece apropiado elegir la sala de Prensa como lugar de reivindicación, especialmente en su primera puesta en escena con el chándal del Madrid.
Eso sí, el supuesto cordero no lo será tanto de puertas para adentro. Dirá siempre lo que piensa, que su plantilla es extraordinaria, sí, pero también mejorable y que si se quiere aspirar a todo hay que ir al mercado para ver con atención lo que ofrece. Respetará los tiempos o las decisiones, porque es un profesional y porque entiende que las prisas son malas consejeras, pero el agujero dejado por Cristiano hay que cubrirlo sí o también. No es lo mismo decir lo que debe, que decirlo donde debe.