IVÁN MOLERO

‘Darderismo’: la suma de talento, carácter e imaginación

La misma plantilla que "no daba para más" ahora no se pone límites. Visualiza los éxitos y luchará por ellos desde sus capacidades. El Espanyol cambia de chip.

Iván Molero
Llegó al Diario AS como estudiante en prácticas en 2002, y desde que se licenció en Periodismo por Blanquerna, de la Universitat Ramon Llull, se ha especializado en la información del Espanyol, sobre el que también ha co-escrito libros, todo ello atendiendo al seguimiento de otros equipos, deportes y eventos desde la delegación de Barcelona.
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Hubo un tiempo, no muy lejano, en que la plantilla del Espanyol "no daba para más". Hoy, esos mismos jugadores con algún retoque (básicamente, Borja Iglesias y canteranos, pero sin Gerard Moreno) destilan tanta ambición que Darder ha llegado a ponerse el título de Liga como límite, que no como objetivo. Porque el propio futbolista sabe que es imposible al 99,9 por ciento, igual que la afición, pero se le entendió perfectamente (salvo malpensados) que se refería a que de entrada no puedes autodescartarte para nada, no debes sino aspirar al máximo. Después, la realidad y 38 jornadas te situarán en tu lugar.

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El 'Darderismo' es eso. Por un lado, imaginación, en el sentido de visualizar el éxito, igual que un deportista ante una gran cita repasa mentalmente una y otra vez cómo podría ser la competición para que resultara victorioso. Por otro, talento, indispensable para afrontar cualquier reto de elite. Y por último, pero igual o más importante que el resto, se halla el carácter. De nada sirve el talento si no existe detrás un futbolista motivado, con agallas, capaz de luchar por todo, de levantarse rápido de los traspiés; y también de levantar a los demás, de liderarlos, de dar la cara en las buenas y las malas.

En esto, por cierto, el 'Darderismo' cuenta desde hace años con un doctor 'honoris causa': Javi López. Y los que todavía le quedan. Porque el capitán tiene cuerda para rato en el Espanyol. Para, con su nobleza a veces no valorada lo suficiente, participar de este cambio de chip sin más límites que los que acabe imponiendo la vida.

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