Piqué y Ramos, símbolos del disparate defensivo
A peor. No se reconoce a España en este Mundial. Es un equipo poco gremial, sin hueso protector y alterado por equivocaciones individuales preocupantes. La hipoteca defensiva ataca todo su fútbol, con Piqué y Ramos desencajados y con culpas en las jugadas de peligro de Marruecos.
Por alto. La actitud táctica de la Selección condiciona la respuesta de Piqué y Ramos, pero no es el único problema. Su inseguridad se transmite en su menguada pujanza en los duelos aéreos. Ramos sólo salió vencedor en uno de tres y Piqué, en cinco de ocho.
En peligro. Concede España en todos los aspectos del juego (transiciones, desplazamientos directos, estrategia...). Marruecos necesitó sólo de 36 ataques para generar siete acciones de gol, cuatro de ellas muy claras. A la Selección se le hará muy corto el Mundial con tantas licencias.
Piqué tiene que salir de zona y Ramos juega con la posición ilegal de Boutaib sin acercarse a él. Un saque de banda rápido deja al delantero solo sin que ninguno pueda hacer nada.
Pierde el desafío
A balón parado casi se ató el partido Marruecos con un remate limpio de En Nesyri. Ramos era su marcador y salió derrotado en el lance.