Mexicanos se adueñan de Luzhniki
La afición azteca fiel a su costumbre se hace presente en el debut del Tri, ahora en la Copa del Mundo de Rusia 2018.
El verde se vuelve entonces, sin aviso de por medio, un color que invade y se apropia. Que hace del Estadio Luzhniki una sucursal del Azteca. Y que además, lleva consigo el sentimiento de 120 millones de mexicanos, representados por los miles que han llegado a la capital rusa para el debut del Tricolor en la Copa del Mundo.
Todo el folclore nacional ha invadido la capital rusa. Trajes de Chapulín, disfraces de charro, vestimenta de Frida Kahlo. Es un pedacito de México que se mezcla con la cultura loca, porque los rusos de inmediato simpatizan con el Tricolor. Se abrazan desconocidos. Se toman fotografías. La ola verde se acerca al estadio, previo al duelo ante Alemania.
Se cuentan por miles. Un río de aguas intensas. Imparables. Verdes. Porque verde es la esperanza de un pueblo que no se acompleja al tener enfrente al actual campeón del mundo. México gana en la explanada. Y es que junto a la estatua de Lenin, un pequeño grupo de alemanes parece necesitar “apoyo”, de varios japoneses que portan la camiseta germana.
Entretanto, los mexicanos cantan: “Y ya lo ven y ya lo ven, somos locales otra vez”. Tienen razón. Son mayoría. Los alemanes son más discretos. Cuestión de personalidad, quizá. Pero el que ha nacido en tierra azteca se distingue de inmediato. Saltan sin cesar. Abrazan a quien se deje. Se toman fotografías con quien lo pida, porque su folclore es único.
Por las inmediaciones de Luzhniki también aparece el “Tricolor del ‘98”. Son jóvenes todos ellos. Probablemente muy niños cuando Alemania eliminó a México en Octavos de Final de esa Copa del Mundo. Pero aquí están con sed de revancha.
En la espalda, los apellidos de aquella derrota: Pardo, Palencia, Villa, Lara, Hernández... porque 20 años después, quieren vengar la eliminación. Ahora, abollarle la corona al campeón es el más dulce sueño del pueblo mexicano. La ola verde no se detiene. Avanza hasta copar la tribuna.
Ya dentro, no luce tan aplastante la mayoría. El blanco ocupa una parte importante de las 80 mil butacas. Pero no hay otro color: al menos para 120 millones de personas, es el más bello de todos. El verde se ha apoderado de Luzhniki.