MUNDIAL 2018

Estadio Luzhniki, el carnaval de las naciones

El estadio que vive la inauguración de la Copa del Mundo de Rusia presentó un ambiente extraordinario. No solo rusos y árabes confluyeron.

Estadio Luzhniki, el carnaval de las naciones
Sandra Montanez - FIFA
César Huerta
Periodista originario de la ciudad de Guadalajara. Experiencia de más de 25 años en la profesión. Especializado en futbol, pero con paso y coberturas en toda clase de deportes. Asignado al seguimiento de Chivas durante los últimos 15 años. Mundialista en Rusia 2018.
Moscú Actualizado a

El contraste es marcado: la estatua de Lenin se levanta enorme, pero silenciosa en la explanada principal del Estadio Luzhniki. Pero a nivel de piso, el bullicio invade cada sentido. Gente de todo el mundo se reúne porque en la religión de la pelota, los ateos no existen. La magia atrae a miles de personas procedentes de todo el mundo.

Es la inauguración de la Copa del Mundo una fiesta multicolor y multicultura. Aquí no hay razas, tampoco géneros. Todos están aquí por una sola razón: celebrar a la redonda como cada cuatro años. Los mexicanos, como siempre, le ponen sabor al ambiente previo al duelo entre Rusia y Arabia Saudita, que pone en marcha el evento.

Pero no son los únicos. Su alegría “compite” con la de colombianos, argentinos, japoneses, rusos, brasileños, peruanos... un sin fin de nacionalidades. Y en los alrededores de Luzhniki, la amistad florece: aficionados locales piden tomarse fotografías con gente que viene de otros países. Su cultura, su folclore, todo es distinto para quienes han nacido en la sede de la Copa del Mundo.

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Cada país exhibe lo mejor de sí mismo. Los aficionados mexicanos van disfrazados de Chapulín Colorado, lo mismo que de Frida Kahlo o Diego Rivera. Algún enmascarado descubre pronto que taparse la cara está prohibo, así que se ve obligado a dejar pronto su alter ego de Blue Demon. Sombreros charros, sarapes, camisas de Chivas, Atlas, América, hasta del Cruz Azul van y vienen por la explanada.

El folclore mexicano provoca que los aficionados rusos busquen permanentemente tomarse con ellos fotografías, lo mismo ocurre con sudamericanos o árabes o colombianos o cualquiera que sea la procedencia. Porque este jueves, en Moscú, las nacionalidades parecen no existir. Hoy todos tienen un solo pasaporte: el que da el balón.

Estadio Luzhniki, el carnaval de las naciones
Aficionados mexicanos fuera del Estadio LuzhnikiEduardo Verdugo

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