10 LIBROS PARA CONOCER RUSIA | 1
'A Moscú sin Kaláshnikov': la Rusia auténtica, sin saña
Rusia no es ni Occidente ni Oriente. Es Rusia. Su 'alma' propia, misteriosa, galante, la ubican como un ente lejano, proclive al esterotipo. El libro de Daniel Utrilla busca, precisamente, derrumbarlos.
A medio camino entre Occidente y Oriente, su historia embalsamada por la nostalgia y congelada por sus fríos perpetuos, Rusia se nos presenta lejana, glacial, misteriosa, inhóspita. Cosmonautas, zares, vodka, la Plaza Roja, los bailes cosacos, osos, Putin, Yeltsin, la hoz y el martillo, el Bolshoi, el 'general invierno', la tundra, Siberia, el Gulag, Lenin, Stalin, bolchevismo, Chérnobil, nuclearización, Dostoyevski, Tólstoi, Tchaikovsky, la Checa. Conceptos e ideas preconcebidas. Rusia es más que el folleto, que un vaso comunicante, que una noción establecida. Rusia es más que el 'agenda-setting', los libros de historia, los discursos y las campañas. Rusia está en cada ruso, en cada calle y cada cabeza que es, a su vez, cada mundo.
El eje rector del libro de Daniel Utrilla, excorresponsal del diario español El Mundo en Moscú a lo largo de 11 años, es aproximar al lector a una Rusia sin prejuicios; desprovisto de recelos, limpio de aprensiones y suspicacias hacia lo que el status-quo ha mostrado siempre como maligno por extraño. El título es, en sí mismo, una síntesis y parodia de su racional: a Rusia sin prejuicios; a Moscú sin Kaláshnikov; ver a Rusia sin las armas atadas al cinturón. "Los periodistas occidentales siempre han mirado a Rusia instalados en el lado oscuro. Yo no. Yo siempre la he visto bajo otra luz, fuera de la zona oscura. Más allá de la línea de tres puntos. Intentando lo imposible. Saltando más que los demás", escribe.
A cada capítulo, Utrilla ha designado un esterotipo que derrumba a través de sus racontos y divagaciones: la convención social rusa del alcohol como catalizador social, la política hostil a Occidente, el frío, el culto a la revolución y el autoritarismo, el carácter díscolo, la belleza de la mujer rusa (única imagen establecida que confirma con su descripción de las 'rubias cañón). No es más la Rusia de Putin; es la Rusia del taxista uzbeko que hincha por el Madrid, la del embalsamador de Lenin; la del guardián del (supuesto) miembro viril de Rasputin, conservado en formol; la del tataranieto de Tólstoi, la del cosmonauta que despegó de la Unión Soviética y aterrizó en Rusia. Y también la Rusia de Utrilla, quien trazó un paralelismo entre la forma de Moscú y el escudo del Real Madrid para confirmar su destino. Es una sesión al diván con un rusófilo delirante que, lejos de hallar la cura, plantea morir de ello. Porque los países se meten por la retina y anidan en el corazón.