Asensio pasó todos los test: Barcelona, Bayern, PSG...
Su aportación en el ida y vuelta ante los franceses en Champions ha puesto su nombre en boca de todos, algo cada vez más habitual tras un partido de altura.
Si el ser humano es un animal de costumbres, no hay duda de que la principal de Asensio es brillar cuando más importante es hacerlo. Es su signo distintivo en el Madrid, donde ha hecho del sorprender un hábito desde antes incluso de ponerse su camiseta por primera vez: ¿qué hacía Florentino fichando a un chaval por menos de cuatro millones? Desde aquello hasta la noche del martes en el Parque de los Príncipes, a casi cada una de sus apariciones le han seguido los elogios.
Su debut oficial fue más que premonitorio: en ausencia de Cristiano y Bale, salió de titular y a los 20 minutos se presentó a Europa con un zurdazo para abrir la Supercopa. Aquella mezcla de belleza, trascendencia y oportunismo le ha acompañado desde entonces: también vio puerta en sus estrenos de blanco en Liga (en Anoeta), Champions (ante el Legia, en el Bernabéu), Copa (en León, contra la Cultural) y Supercopa de España (en el Camp Nou, frente al Barcelona). Pero Marco no es sólo jugador de principios, sino también de nudos y desenlaces, lo que quedó probado en su primera temporada con otros destellos como la espectacular galopada para sentenciar al Sevilla en octavos de Copa, la asistencia en la ida y el gol en la vuelta con el Bayern en cuartos de Champions o el tanto a la Juventus en Cardiff, la histórica guinda para un novato que nunca lo ha parecido.
Ese recorrido fue muy similar al de este curso, en el que empezó a lo grande para ir dejando su sello en momentos señalados. A sus respectivas dianas en la ida y la vuelta de la Supercopa de España añadió un doblete al Valencia, otro al Betis, el gol copero en Butarque que quedó en nada o la reivindicación en esta última eliminatoria con el PSG: en Madrid dio un vuelco al partido y acabó asistiendo en el 3-1 a Marcelo; en París, uno de sus jugadones terminó con Lucas encontrando a Cristiano para el 0-1. En el mejor escaparate, la eliminatoria que amenazaba a cambio de trono, con dos de las plantillas mejor dotadas del mundo, con muchos de los mejores pies del momento presentes, el chico que costó 3,9 kilos volvió a marcar territorio.