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Cien historias de la copa del mundo | 1

El milagro de Berna que hizo campeón a Alemania

Los germanos se coronaron por primera vez como campeones del mundo en Suiza 1954, tras vencer a una invicta selección de Hungría.

MéxicoActualizado a
El milagro de Berna que hizo campeón a Alemania
FIFA

Un milagro ocurrió en Berna, Suiza, en el año de 1954. Si algo hace especial al futbol es esa capacidad que tiene para crear historias fantásticas, que parecían imposibles de ocurrir pero sucedieron.

Así fue en la final de aquella Copa del Mundo, cuando Alemania Federal se impuso a la invencible selección de Hungría para ganar su primer campeonato mundial en medio de un entorno que aún olía a la pólvora de la segunda Guerra Mundial.

No fue casualidad que este certamen se llevara a cabo en Suiza. Era uno de los pocos países que no tenían destrucción luego del conflicto bélico y, por lo tanto, contaban con la instalación necesaria para celebrar el evento.

En el certamen participaron 16 selecciones, pero una en especial llamaba la atención: la poderosa Hungría. Los húngaros arribaron a la justa con una marca de 32 partidos sin derrota, la última había sido en 1949, es decir, tenían tres años invictos.

Antes de llegar a Suiza para disputar el Mundial, la selección de Hungría venció dos veces a Inglaterra, con marcadores escandalosos: el primero de ellos fue un 3-6 en Wembley, en lo que significó la primera derrota de la historia del equipo de la Rosa en casa; y en Budapest, los centroeuropeos se impusieron por 7-1.

Era tal el potencial de los húngaros que eran conocidos como los Mighty Magyars (Poderosos Magiares), entre los cuales se encontraba el histórico jugador Ferenc Puskás, quien después triunfaría en el Real Madrid.

La condición de favorito de la selección de Hungría para ser campeona del mundo se confirmó en el camino hacia la gran final, con triunfos por un amplio margen de goles: 9-0 sobre Corea, 8-3 ante la misma Alemania Federal, 4-2 a Brasil y el mismo marcador contra Uruguay.

Alemania, por su parte, se repuso de esa escandalosa derrota ante Hungría para vencer en un desempate a Turquía por 7-2 y acceder a la fase de eliminación directa en la cual le ganó a Yugoslavia (2-0) y Austria (6-1).

Una lluvia intensa enmarcaba el escenario aquel 4 de julio de 1954, cuando se disputó la final en la cual la maquinaria húngara se presentó sólo con la duda del estado físico de Puskás, quien acababa de salir de una lesión.

Los teutones estaban en pleno proceso de recuperación luego de la segunda guerra mundial y de no haber participado en la justa de Brasil 1950, por lo que eran considerados las víctimas y su moral estaba por los suelos.

Inició el partido y Puskás adelantó a los húngaros a los seis minutos, Czibor hizo el 2-0 tan sólo dos minutos después. Se presagiaba una nueva goleada, pero Morlock hizo el gol para acortar distancias en el minuto 10 y Helmut Rahn logró el empate al 20’.

Con la paridad en la pizarra, ambas selecciones estuvieron cerca del gol de la victoria, pero este no llego hasta el minuto 86 cuando Helmut Rahn hiciera el 3-2. Todavía Puskás estuvo cerca de volver a empatar, pero su gol fue anulado.

La selección de Hungría vio interrumpida su larga racha invicta en el peor de los momentos, ya que nunca ha sido campeón del mundo. Al mismo tiempo, el logro significó un impulso anímico para todo el país alemán que por primera vez escuchaba su himno en un acto público después de la segunda Guerra Mundial. 

Ese fue el inicio de una serie de cuatro títulos que hacen de Alemania uno de los máximos ganadores de la Copa del Mundo: "el Milagro de Berna", que también ha servido de inspiración para diferentes documentales y filmes cinematográficos.