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ATLÉTICO DE MADRID

Las deudas de Wanda, detrás de su salida del Atlético de Madrid

El grupo ha vendido su participación en el club al fondo israelí Quantum Pacific Group. Wanda está en proceso de desinversión en el exterior para liquidar deudas.

Pekín
Wang Jianlin, del grupo Wanda Group, posa con Gil Marín y Cerezo tras la firma de su acuerdo en 2015.
REUTERS

El grupo Wanda sorprendía esta semana con la venta de su participación en el Atlético de Madrid, la última de las decisiones tomadas por el magnate Wang Jianlin dentro de su plan para reducir la gran deuda en el exterior que acumula el conglomerado chino.

Con la venta de su participación del 17% en el Atlético de Madrid al fondo israelí Quantum Pacific Group, el grupo chino queda fuera del accionariado del club rojiblanco, al que llegó en enero de 2015 comprando el 20% de las acciones por 45 millones de euros.

Wanda todavía no se ha pronunciado públicamente sobre esta venta, pero recientemente Wang advirtió de que se iban a tomar todos los medios para reducir la deuda de la compañía, incluida la venta de activos no esenciales y la venta de participaciones.

"Se planea reducir la deuda corporativa a un nivel de seguridad absoluta dentro de dos o tres años", aseguró el magnate chino en un informe publicado a finales de enero en la página web de la entidad.

Según datos de S&P Global Market Intelligence, Wanda acumulaba a mediados de 2017 una deuda de más de 35.000 millones de dólares (más de 28.000 millones de euros al cambio actual), lo que ha llevado a Wang a desprenderse de parte de sus millonarios negocios y reducir sus operaciones de compra en el exterior.

"Puedo decir con responsabilidad que el Grupo Wanda nunca tendrá ningún incumplimiento de crédito en ningún lugar del mundo", aseguró Wang, que recordó que, aunque en los últimos años Wanda ha invertido en varios proyectos en el extranjero, la estrategia actual ha cambiado.

"Ahora hemos decidido venderlos para liquidar las deudas del exterior. Al vender solo la mitad de estos activos, podemos pagar todas las deudas en el extranjero, lo que demuestra que finalmente nos beneficiamos", explicó el empresario.

Dentro de este plan de desinversión del endeudado conglomerado chino se enmarca su salida del accionariado del Atlético de Madrid, aunque mantendrá su apoyo como patrocinador del club, en el que destaca el nombre de su estadio, el Wanda Metropolitano, que continuará en las próximas temporadas.

El Grupo Wanda no sólo es conocido en España por su participación en el club rojiblanco, sino también por la compra -y posterior venta- del edificio Plaza España de Madrid.

También por su vinculación con una inversión de 3.000 millones de euros en la denominada Operación Campamento, así como a la compra del 75 % del complejo turístico Marina d'Or, negocios que finalmente no fructificaron.

En los últimos meses, la entidad ha llevado a cabo numerosas desinversiones, como la del pasado mes de enero, cuando vendió un 14 % de su negocio inmobiliario a un consorcio de cuatro empresas liderado por el gigante del software e internet Tencent por 34.000 millones de yuanes (4.350 millones de euros).

También anunció en julio la venta de 13 proyectos turísticos y 76 hoteles a la inmobiliaria Sunac China Holdings por 63.200 millones de yuanes (9.294 millones de dólares) para reducir "drásticamente" su endeudamiento.

Wanda, que surgió en 1988 como promotor inmobiliario de viviendas, centros comerciales y hoteles, ha ido diversificando su negocio en los últimos años y ahora es el mayor dueño de salas de cine en todo el mundo, y ha invertido ampliamente en productoras cinematográficas, así como en el sector del deporte y los derechos deportivos.

Sin embargo, ahora el Gobierno chino ha endurecido su control sobre la inversión exterior de los grandes grupos privados -como Wanda o Fosun- para frenar la salida de miles de millones de euros en adquisiciones en el extranjero.

De hecho, el año pasado las autoridades chinas emitieron una nueva normativa que limita las inversiones de las empresas nacionales en clubes deportivos extranjeros, hoteles, cines e industrias del entretenimiento, mientras que las inversiones extranjeras en sectores como los juegos de azar han quedado prohibidas.