Para Glorioso, Abelardo
Ely e Ibai dan la victoria al Alavés que deja a ocho puntos el descenso. El Villarreal sólo encontró la pegada al final pese a tener el 70% de la posesión. Bacca dio emoción.
Quién ha visto y quién le ve a este Alavés. Deprimido en la primera vuelta sin personalidad y agujereado por cada delantera, está ahora a ocho puntos del descenso liderado por Abelardo. Tras dar guerra ante otros grandes con sus armas, esta vez tumbó al Villarreal sin necesidad de prestarle demasiada atención al balón, con la contra por montera y gracias a su espíritu de supervivencia y a las intervenciones de Pacheco. Ely en un córner e Ibai tras una contra mortal supieron sacar provecho de las goteras de un Submarino que sólo encontró la profundidad y la pegada cuando se retorcía en urgencias. Bacca puso emoción con su gol en el 77’, pero los excelentes centros de Cheryshev y los intencionados remates de Ünal, los dos revulsivos contracorriente, no encontraron el empate. Aviso a navegantes: tener el 70% de la posesión sólo sirve para pavonearse.
El Alavés bordó el plan previsto. Sobre todo en el primer tiempo. Sólo concedió en ese periodo una ocasión al Villarreal, errada por Bacca de cabeza con todo a favor, comenzó dando dos buenos avisos a la contra con Guidetti y llegó al descanso en ventaja tras una oportuna aparición de Ely para rematar la continuación de uno de los dos córners que había botado. Calleja no daba crédito a lo que veía. El balón fue de su equipo, hasta entonces Álvaro y Víctor Ruiz parecían infranqueables, los laterales estaban dando su mejor versión y el juego por dentro estaba haciendo dudar y sufrir al Alavés a orillas de su área. Sin embargo, le faltaba acierto y le sobraba el vacío dejado por Bakambu. Roger Martínez, socio por sorpresa de su paisano Bacca, no encontró su lugar, le costó demasiado asociarse y, sobre todo, ver puerta. Javi Fuego, otra de las novedades por la ausencia de Rodrigo, aportó trabajo, equilibrio y poco más. Con balón únicamente apareció en campo propio, como mero trámite y con timidez. El Villarreal pidió un penalti a Bacca en el 18’, pero Ely se adelantó legalmente al 9.
Al Alavés no le hacía falta el balón para mandar. Regresó en la segunda mitad igual de replegado y tan preciso en ataque como se le recordaba. En otra acción a balón parado, esta vez en un saque de banda, pudo llegar el 0-2. Munir dejó de espuela buscando la llegada de Pedraza y el canterano del Villarreal, cedido en Vitoria, perdonó la sentencia. Su remate a bocajarro se encontró la mano de Asenjo y después el larguero. No hacía falta el favor porque en junio volverá con galones a casa. El resultado y la impaciencia de la grada obligaron a Calleja a mirar a su banquillo, donde a pesar de las lesiones y las sanciones siempre encuentra alternativas. Abelardo, por su parte, también echó mano de suplentes, pero con el fin de reforzar el plan diseñado: para dar aire a un centro del campo exigido y con la prioridad de consolidar una estrategia que ha cambiado por completo la cara de un equipo que caminaba cabizbajo (0-3 en el partido de la primera vuelta) y que ahora saca pecho con orgullo (tan cerca de Europa como del pozo). De partida ya había introducido cuatro cambios respecto al último once (y eso que ganó). Ahora sólo buscaba pequeños retoques.
Al Alavés le salió mejor las modificaciones en la pizarra. Ibai entró en el minuto 68 y sólo tres después dio el segundo mazazo al Submarino con una galopada bien orientada por Guidetti. El Villarreal también mejoró por fuera con Cheryshev y en el área con Ünal. Pero la reacción era tan atropellada como tardía. Al Alavés no hay quien le tosa. Lleva 19 puntos de 30 con Abelardo. Más de lo que podrían sumar en este tiempo, por ejemplo, potencias mundiales como el Real Madrid.
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