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Fichajes que han pasado de ser ilusionantes a ser reliquias a proteger

México

El curioso caso de Mina. Llega el Barcelona esta noche a Mestalla con un central en plena forma, otro renqueante, otro lesionado y otro en período de adaptación. Umtiti es el que puede jugar, Vermaelen sigue lesionado y Piqué está entre algodones tras la entrada de Gerard Moreno del sábado. Viendo el calendario que se avecina, todo apuntaría a que Yerry Mina tuviera al fin su oportunidad, pero no parece que vaya a ser así porque el colombiano está en “fase de adaptación”. Este argumento se entendería si Mina fuera un juvenil recién ascendido de las categorías inferiores del equipo, pero es que estamos hablando de un jugador internacional por Colombia, que ha jugado en Brasil al máximo nivel y que incluso fue nombrado mejor central del campeonato Brasileirao.

No basta. A pesar de todo este currículum, parece claro que pesa más en el seno del Barcelona la idea de que hay que proteger al jugador ante la cita de esta noche. No hace mucho tiempo, los fichajes llegaban para ilusionar a las aficiones y para debutar en partidos grandes (dejando a un lado lo que cuestan) y ahora da la sensación de que son reliquias para proteger.

Profesión de riesgo. Seguramente, en este planteamiento influye mucho la lectura que hacemos los medios de comunicación de las actuaciones de los jugadores, a los que se les cuelga una etiqueta que puede marcar su futuro. Ha pasado muchas veces. A Chygrinskyi se le crucificó por una mala actuación ante el Sevilla y ya no tuvo tiempo de remontar el vuelo porque, como el Barça estaba en quiebra, hacía falta venderlo para “poder pagar las nóminas de los empleados”, que es el argumento que le dio el presidente del club a Pep Guardiola. Ser central en el Barcelona (y en cualquier otro gran equipo de Europa) es una profesión de riesgo, pero más allá de los juicios de la grada o del periodismo, los profesionales deberían mantener su criterio.

La otra explicación. Hasta aquí el planteamiento respecto a la sobreprotección. Pero ese también podría ser una excusa, porque nadie va a tener entre sus manos a un jugador capaz de mejorar a su equipo y no lo pondrá por un sentido de protección. En un mundo cada vez más profesionalizado, donde puedes ver en acción a cualquier jugador desde casa, llama la atención la cantidad de fichajes que salen mal. Da que pensar. Especialmente, porque mueven fortunas. A no ser que ahí, probablemente, esté la clave de todo.