El himno nacional no tuvo protestas de los jugadores
La polémica que marcó la temporada de la NFL entre el gobierno de Trump y los jugadores no apareció en el partido definitivo en Minneapolis.
Fue una temporada surrealista para la NFL. La bronca entre los jugadores de la liga y el gobierno presidido por Donald Trump sobre las protestas durante el himno nacional estadounidense politizó como el juego como pocas veces se había visto. Todo lo inició Colin Kaepernick, exmariscal de campo de los 49ers, quien se hincó durante la interpretación de 'The Star Spangled-Banner' en señal de rechazo a la violencia policial que, estimaba el jugador, cargaba con especial dureza contra los afromericanos. Trump leyó la protesta como una afrenta a los símbolos patrios. Nacionalismo y libertad colisionaron de frente. Sin embargo, el movimiento no apareció durante el Super Bowl LII, en Minneapolis, Minnesota.
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El solemne momento previo al Super Tazón LII, disputado entre New England Patriots y Philadelphia Eagles, no fue objeto de ningún gesto de rebelión por parte de los jugadores. Todos escucharon atentamente a la cantante Pink entonar las estrofas del himno nacional ante un US Bank Stadium abarrotado, con bandas militares y una gigantesca bandera sobre el campo de juego y los aviones de la fuerza aérea sobrevolando el recinto. Nadie quiso desafiar a Trump. La polémica, para otra ocasión.