Emery y Aytekin, puerta grande o enfermería

No es cosa de Emery. No le pega. No es como Mourinho. O al menos no le gusta empezar a jugar los partidos en la sala de prensa como lo hace el portugués. A Emery, un entrenador con mayúsculas que se lo ha ganado a pulso, le gusta empezar a ganar los partidos en el vestuario, con los suyos, motivándoles, poco a poco, como una gota malaya que va haciendo su función hasta poco antes de que comience el partido. El nombre del turco Aytekin está en las últimas horas de actualidad antes del Real Madrid-PSG. Pero no es cosa de Emery. Fue más la oportuna pregunta de un periodista, aún a casi 15 días de la ida de las semifinales, que ha hecho recordar la disparatada actuación arbitral de aquel día en el que el Barça consumó un milagro, darle la vuelta a un 4-0, con esa ‘pequeña’ ayuda del colegiado que quedó tan escondida ante la hazaña deportiva.

“No sabía dónde meterme”, dijo Emery en una reciente entrevista con Valdano, hablando de lo que sintió después de aquel 6-1 en el Camp Nou. “Estuve 20 minutos dando paseos por las entrañas del estadio, dándole patadas a todo lo que me encontraba”. ¿A qué cosas le daría tantas vueltas el bueno de Emery? Posiblemente entre ellas no estaban tanto los errores arbitrales como los posibles fallos de planteamiento suyos, o de sus propios jugadores, en esa noche de tan mal recuerdo para él.

Emery se merece esta otra oportunidad que le está brindando la propiedad qatarí del PSG. El momento decisivo para él llega mucho antes de lo deseado, pero el enfrentamiento ante el Real Madrid puede suponer un “puerta grande o enfermería” para el técnico vasco. Su PSG busca desesperadamente ganar la Champions para cambiar su estatus en el fútbol después de tanta inversión en fichajes. “No podemos intentar subir diez escalones a la vez”, dice él… El Madrid ha ganado tres de las últimas cuatro Champions. No está tan necesitado. La presión es más para el PSG. Es el gran duelo de los octavos… La eliminatoria soñada. Recordar a Aytekin sólo puede ensuciar este momento tan especial, y a Emery no le pega…