El traspaso de Mirotic a Pelicans desde todas las perspectivas
Analizamos cómo salen paradas las distintas partes implicadas en la operación que ha significado el adiós de Nikola Mirotic a Chicago.
Finalmente, ayer jueves se confirmó lo que era un secreto a voces: la salida de Nikola Mirotic de Chicago. Tanto la franquicia como el jugador deseaban poner punto y final a su relación. Sólo hacía falta la aparición de una tercera parte para consumar el divorcio. La inoportuna y grave lesión de DeMarcus Cousins obligó a los Pelicans a buscar soluciones en el mercado. Después de alguna complicación, el círculo se cerró con una operación que se plasma de la siguiente forma.
Los Pelicans obtienen:
-Nikola Mirotic (garantizando sus 12,5 millones para la temporada 2018-19).
-Una segunda ronda para 2018 (la misma que, precisamente, llegó a los Bulls procedente de Nueva Orleans).
Los Bulls obtienen:
-Omer Asik-Tony Allen (la intención es que sea cortado).
-Jameer Nelson (podría ser cortado cuando regrese Kris Dunn).
-Una primera ronda (protegida top-5 en 2018, top-8 en 2019 y sin protección en 2020).
Un movimiento que trae consigo las siguientes consecuencias:
-Los Bulls cortan a Quincy Pondexter para crear hueco en su roster.
-Los Pelicans consiguen crear espacio en su roster para ir a por Greg Monroe, recientemente cortado por los Suns.
Aclarado el traspaso, llega el momento de analizarlo. Ver cómo salen paradas las distintas partes implicadas. Comenzamos.
Nikola Mirotic
“Si veo que aparece un equipo en el que yo pueda encajar, tener un rol importante y los Bulls también lo quieren… ¿por qué no?”, comentaba Nikola a este diario hace unas semanas acerca de, por entonces, una hipotética salida de la franquicia en la que ha disputados su tres primeras temporadas y media en la NBA. Se han cumplido todos los condicionantes.
La actual situación de los Pelicans es ideal para que el hispanomontenegrino explote sus virtudes. Para empezar, la baja de Cousins le otorga un papel protagonista que, si finalmente llega también Monroe, no debería verse afectado (aunque tuviera que partir desde el banquillo). A priori, tanto Anthony Davis —su pareja interior— como él saldrán beneficiados de esta nueva sociedad. La atención que La Ceja ejerce sobre las defensas rivales le garantizará contar con su ración de tiros abiertos, una de sus señas de identidad. Al mismo tiempo, contar con un cuatro que permita abrir el campo irá en beneficio de un Davis que se desenvuelve como nadie actuando como cinco moderno: haciendo daño por dentro y por fuera. Eso sí, que nadie pretenda fijar ni limitar sus zonas de acción. La movilidad de ambos, la clase de Davis, y el progreso mostrado por Niko a la hora de jugar de espaldas al aro les permitirá intercambiar posiciones, dificultando la labor de sus pares. Una dupla que no tendrá el dominio ni el peso como cuando estaba Cousins (obviamente Nikola no es Boogie), pero con matices más que interesantes.
A Mirotic se le presenta una oportunidad perfecta para, primero, refrendar el notable crecimiento experimentado en esta primera mitad del curso (según datos facilitados por la propia NBA, solo Stephen Curry mejora su eficiencia en tiros de campo tras bote —lo que se dice pronto—) . El episodio con Portis le ha hecho más duro mentalmente. Una línea sobre la que debe continuar apoyándose para alcanzar una consistencia y regularidad que le lleve al siguiente nivel. Será interesante comprobar su aportación en el rebote y defensa, campos que nunca han estado entre sus fuertes. Grietas que podrían solventarse con la, hasta ahora hipotética, presencia de Monroe. Obviando los condicionantes, debe centrarse en lo que sí puede controlar. Ahí volvemos a su cabeza, a su confianza. En esta adaptación, puede desempeñar una función importante Rajon Rondo (“el mejor compañero que he tenido nunca”, manifestó hace unos días el español), quien estuvo el pasado curso en Chicago.
En el plano económico, Mirotic goza ahora de la estabilidad que da el saber que este año no volverá a ser agente libre (en 2017 no firmó su renovación con los Bulls hasta el septiembre) en un verano para el que se prevé un descenso pronunciado en los nuevos contratos. Tener garantizados 12,5 millones para la próxima campaña no es cuestión baladí. De ahí que se paralizase un par de días la operación. Que la franquicia accediese finalmente a ejecutar la opción de equipo para la 2018-19 es un indicativo de que confían en su nuevo número ‘3’.
New Orleans Pelicans
En líneas generales, los pelícanos se han sobrepuesto con entereza al varapalo del adiós de Cousins. Justo cuando parecía que el contracultural proyecto (apoyado en dos torres en la era del small ball) despegaba, la rotura del tendón izquierdo de Aquiles desgarraba Nueva Orleans. Las opciones de volver a disputar los playoffs se desvanecieron de un plumazo... Tan pronto se evaporaron como han regresado. Con este movimiento Alvin Gentry (el entrenador) y Dell Demps (general manager) mandan el mensaje de que van a morir con las botas puestas. Ante los rumores que les sitúan en la cuerda floja, renuevan su apuesta por lo construido hasta el momento. Enterrando así las insinuaciones que apuntaban a un desmantelamiento este verano con el traspaso de Anthony Davis.
Garantizar hasta 2019 la presencia de Mirotic significa que esta temporada no van a bajar los brazos. El objetivo es claro, disputar los playoffs. Descartando a unos Clippers en plena demolición, cuentan con cinco partidos de ventaja sobre los Jazz. Oxígeno de cara a una segunda mitad de temporada en la que, volvemos a insistir, podrían contar también con Monroe. Pese a que los Celtics podrían ofrecerle más dinero al contar con la DPE de Hayward, desde NOLA esperan convencerle, otorgándole un rol más protagonista, además de jugar en la franquicia de su ciudad natal.
Otro cantar será el que deberán afrontar en julio. Con los máximos de Davis y Holiday acaparando buena parte del cap, deberán acometer la renovación de Cousins. Todas las informaciones que llegan desde Estados Unidos apuntan en esta dirección. No obstante, son muchos los factores que acabarán influyendo en la decisión final: el progreso del jugador con su lesión, el interés que por él muestren otras franquicias, cómo acabe el equipo el curso, la continuidad de Gentry y/o Demps… Terreno abonado para la especulación.
Sí es seguro afirmar que en el plano económico el traspaso por Mirotic es una buena operación para los intereses de Nueva Orleans. Pierden una primera ronda, aunque poco atractiva. En el caso de quedarse fuera de playoffs, las papeletas para transformarse en un pick alto no iban a ser muchas. Y si como todo hacer suponer disputan la postemporada, este no entrará siquiera en la lotería. Un acierto que se refuerza al incluir a Omer Asik en la operación. Su masa salarial aumenta en 1,2 millones aunque ahora contarán con un jugador que sí utilizarán.
Chicago Bulls
Desde la perspectiva de Chicago, la más beneficiada es su estrategia de tanking. Desde que trasparan a Butler, Gar Forman y John Paxon iniciaron desde cero la construcción de un nuevo proyecto. Como bien es sabido, para poder edificar sobre seguro hacen falta elecciones muy altas en el draft. Todo iba en buen camino (3-20)… hasta que regresó Mirotic. El 15-13 con él cosechado puso en peligro el plan previsto para la presente campaña. Su salida resta competitividad a un equipo que debería volver a coleccionar derrotas con el único objetivo de llegar a la lotería con las mayores opciones posibles de hacerse con una elección top-5 en el draft de este año.
De aquí a mitad de abril, la meta es competir por ser el peor equipo de la Liga al mismo tiempo que se van puliendo los Markkanen (sin Mirotic, su influencia en el juego todavía será más garnde), Dunn y LaVine.
Los Bulls estaban obligados a realizar un traspaso que les reporta una primera ronda extra. Sin embargo, como contrapartida deben comerse uno de esos contratos llamados tóxicos. En este caso el de un Asik que regresa siendo una sombra del jugador que nunca llegó a ser el que se esperaba. Algo que ha espoleado la ya de por sí revueltos ánimos de una sector importante de su afición con la front office. Más aún con el envío de una segunda ronda como contrapartida al compromiso de los Pelicans de asegurar el contrato de Nikola para la próxima temporada. Un condicionante, no lo olvidemos, sin el que no hubiese sido posible completar la operación.
Utah Jazz
¿Qué pintan los Jazz aquí? Es fácil. El trade les deja tocados por manera doble: se quedan sin el que era uno de sus grandes objetivos para este deadline, quien, además, refuerza a un rival directo. No tendremos tándem español en Utah, franquicia que ve minimizadas sus opciones de disputar la postemporada. La lesión de Cousins y el traspaso de Griffin, coincidiendo con el buen momento de los de Snyder, trajeron un halo de luz. Parecía que el curso no estaba perdido. Sin embargo, aunque descartemos a los Clippers de esta batalla, la realidad señala que Utah está a cuatro partidos del octavo del Oeste. Puesto que ahora ocupan unos Nuggets llamados a ir más con la explosión de Jamal Murray y el próximo regreso de Paul Millsap. Los Blazers de McCollum y Lillard quedan aún más lejos (6,5 partidos), por lo que la verdadera esperanza de los Jazz eran los Pelicans. A pesar de estar a 5 encuentros, los de Gentry habían perdido buena parte de su potencial sin el ex de los Kings… Hasta que llegó Mirotic (y veamos si también Monroe). Los primeros playoffs de Ricky Rubio están ahora un poco más lejos…