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LEVANTE-REAL MADRID

Real Madrid empata en casa del Levante y luce su falta de defensa

Se dejó empatar dos veces por graves errores en el repliegue. Pazzini firmó el empate a los pocos minutos de debutar. Zidane quitó a Cristiano.

Los jugadores del Levante celebran el primer gol.
REUTERS

Cada partido de Liga del Madrid vuelve más aterrador al PSG. El equipo de Zidane se repitió a sí mismo: falta de concreción en ataque, un repliegue de verbena y una desatención penalmente perseguible. Este domingo puede dormir, y no a pierna suelta, a 21 puntos del Barça. Andar así por la Liga sólo puede acabar en catástrofe en Europa.

Pretendió el Madrid un triunfo ‘low cost’, comodón, sin exceso de gasto en una convalecencia que no acaba de librarse de los retrocesos. Pero la temporada, definitivamente, no tiene ni una recta para el equipo de Zidane. Fue claramente perceptible en la primera mitad de un partido que ya hemos visto esta temporada: posesión abrumadora, indecisión para meterle de verdad el cuchillo al partido y bofetada inesperada y, a menudo, inmerecida que lo cambia todo.

El Madrid de gala, practicamente inédito a cuenta de los contratiempos, acuarteló a Levante y se alivió pronto con un gol de su antología clásica: córner botado por Kroos y cabezazo de Ramos, esta vez menos explosivo de lo habitual pero que hizo incontestable un amago de Benzema en el que picó Oier. Desde entonces no hubo otro equipo salvo el Madrid, que fue de lado a lado, que no concedió nada, que buscó una y otra vez a un Marcelo vitaminado y que hizo de la pelota su mecedora. La cuestión es que, al contrario que al Barça, ese exceso de propiedad le aburre y le distrae. Pasaron los minutos, no acertó Cristiano, el equipo fue perdiendo el apetito y acabó partiéndose, efecto secundario científicamente testado cuando juega la bbC. Una vez se saltó ese cordón de seguridad el Levante y le condujo al empate. Lukic metió un gran pase a la espalda de Ramos y Morales se vio sólo ante Keylor, que le sacó el mano a mano. Boateng, que llegaba en carrera, marcó desde lejos. Quítenle la vaselina de Fornals y tendrán el mismo gol que le dio el triunfo al Villarreal en el Bernabéu. El Madrid no digiere las pérdidas porque no está en su ideario la recuperación rápida. Su repliegue es desbandada.

De Isco a Pazzini

Prueba de ello fue que de un córner a favor pudo recibir el segundo en contra. Keylor anduvo felino ante Lerma. Pero al Madrid se le había ido ya el duende si es que llegó a tenerlo. Benzema, mejor en la izquierda, donde empezó, que en punta y Bale parecieron apagarse y el Madrid se estiró hasta la deformidad. Cristiano, con sus subidas y bajadas, quedó como único conducto del Madrid hacia el gol. Lo vio Zidane, que metió a Isco por Bale para reordenar filas con el 4-4-2. Y Muñiz vio hueco y acabó con el dúo Roger-Pazzini, doble cañón. La remodelación le fue mejor al Madrid, porque Isco le hizo menos previsible. Sus minutos en Orriols reabren su caso definitivamente. Benzema no encontró final feliz a un slálom fabuloso y Oier le sacó un cabezazo a Ramos. Pero el Madrid acabó encontrando el camino. Porfió, creánlo, Benzema por una pelota y la ganó para entregar gol y tres cuartos a Isco. El malagueño no dejó ir el regalo. Sí lo hizo, instantes después, Roger para empatar. Zidane ya había quitado entonces a Cristiano y Pazzini, en el día de su debut, acabó por recompensar sobradamente al Levante y certificar la enésima recaída de este Madrid.