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ANÁLISIS

Los Clippers vuelven a probar y los Pistons no quieren 'tankear'

Los Pistons son una tozuda resistencia a los métodos de cada vez más equipos. Se resisten a tocar fondo para coger impulso.

MéxicoActualizado a
LOS ANGELES, CA - JANUARY 22: Blake Griffin #32 of the LA Clippers reacts as he is given a technical foul during a 126-118 loss to the Minnesota Timberwolves at Staples Center on January 22, 2018 in Los Angeles, California.   Harry How/Getty Images/AFP
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Harry HowAFP

-Espera lo inesperado de la NBA: ya sabíamos que en los últimos años han cambiado las reglas del juego y que la liga es cada vez más volátil y los proyectos más arriesgados sin más idea que huir de una clase media que se ha convertido en el lugar en el que nadie quiere estar. Salvo, tal vez, Detroit Pistons: en un año natural (desde el 30 de enero de 2017) han cambiado de equipo DeMarcus Cousins, Kyrie Irving, Paul George, Jimmy Butler, Gordon Hayward, Chirs Paul, Blake Griffin...


-Ningún contrato es imposible de traspasar en el momento adecuado y las circunstancias oportunas. Salvo, seguramente, el de Luol Deng en los Lakers. Las franquicias siguen jugando con red en muchas de sus decisiones más comprometidas.


-Los jugadores firman por todo el dinero que pueden. Y a veces se les critica de forma muy poco comprensible. El pasado verano y como agente libre, Blake Griffin decidió seguir en los Clippers porque estos le agasajaron con una presentación exageradamente recargada y emotiva en la que vendieron su vida como algo unido por el destino a la franquicia (prácticamente). También porque le dieron 173 millones de dólares por cinco años. Solo una de esas dos cosas se va ahora con él de Los Angeles a Detroit. Y no es el romanticismo un poco cutre de aquel cartel que le señalaba como pionero junto a Lincoln, Gandhi, Einstein, Luther KIng, Kennedy...


-Los Clippers vuelven a intentarlo: DeAndre Jordan iba a firmar en julio de 2015 por los Mavericks cuando los Clippers iniciaron una insólita operación de rescate para no que se rompiera el núcleo de un proyecto que podría haber sido ganador aunque nunca estuvo demasiado cerca de serlo (¿semifinales de aquel mismo 2015, tal vez?). Dos años y medio después solo queda él de aquel supuesto big three. Y está en el mercado, igual que Lou Williams. Los Clippers se han cansado de ser clase media con aspiraciones, o clase alta venida a menos demasiado rápido, y han puesto la vista en las dos próximas ventanas de mercado. Tienen en contra la historia, como siempre. Tienen a favor que, ahora, cuentan con Jerry West como ideólogo y padrino. Y con Jerry West, siempre te pueden pasar cosas muy buenas.


-El equipo que no quiere tankear: Los Pistons son una tozuda resistencia a los métodos de cada vez más equipos. Se resisten a tocar fondo para coger impulso aunque a veces, como ahora, sea con movimientos muy cuestionables. Y muy peligrosos: en la temporada 2019-20 su nueva pareja interior, Andre Drummond y Blake Griffin, tienen garantizados más de 61 millones de dólares. Blake Griffin cumple 29 años en marzo y tiene un peligroso historial con las lesiones, una explosividad física que ya ha dado un paso atrás y enormes problemas para trasladar sus virtudes a los momentos calientes de los partidos calientes. Su tiro exterior, nada estético, no es una garantía y solo ha sido fiable después de años de trabajo y evolución. Defensivamente es atroz cerca del aro, y deja a DeAndre para reunirse con un Drummond que en eso también es notablemente peor que su excompañero. En una primera cuenta rápida, es difícil imaginar que esta combinación pueda ser ganadora, ni siquiera con Stan Van Gundy a los mandos. Y más si apenas queda tiro exterior porque lo acabas de enviar a L.A. en la misma operación. Pero Bradley acababa contrato este verano (y no ha sido todo lo que se esperaba después de un buen inicio en la MoTown) y Tobias Harris quedaba libre en 2019. En una ciudad en apuros y con las gradas pocas veces llenas, los Pistons siguen jugando a los dados desde la clase media que la mayoría detestan. Es de agradecer, pero este traspaso puede acabar siendo un desastre. En un primer momento lo parece, y creo que es a Zach Lowe al que le acabo de leer que pueden acabar replicando el modelo Clippers... con Reggie Jackson en el lugar de Chris Paul. Mala cosa, aunque muchísimas veces también lo es tankear sin ton ni son.


-Nos esperan fuegos artificiales: el 8 de febrero se cierra el mercado. Los Cavaliers necesitan un electroshock que pasa por más de un traspaso. Los Thunder tienen que cubrir la ausencia de Roberson, los Rockets no dejan ni una opción sin tantear, los Lakers descubren que su vecino pobre da pasos en la misma dirección que ellos, los Celtics no harían ascos a un puñado más de puntos... en una NBA en la que los Warriors han puesto un listón históricamente alto y en la que se avecina lluvia de estrellas en los próximos mercados, todo puede suceder justo antes o justo después del All Star Weekend de Los Angeles. Volviendo al principio: espera lo inesperado.