La Federación italiana no elige presidente y será intervenida
Cosimo Sibilia, Gabriele Gravina y Damiano Tommasi no encontraron un acuerdo y en cuatro distintas votaciones nunca se llegó al quórum necesario para la elección.
“Un día muy feo para el fútbol italiano”, “una pérdida de tiempo”, “una derrota para nuestra clase dirigente”, “una payasada”. Las frases de los directivos que abandonaron la asamblea electiva de la federación italiana de fútbol describen bien otra jornada negra para el deporte rey italiano, que sigue sin un jefe tras el desastre de la Azzurra y las dimisiones de Carlo Tavecchio.
Cosimo Sibilia, Gabriele Gravina y Damiano Tommasi, apoyados cada uno por distintos sectores del fútbol, no encontraron un acuerdo y en cuatro distintas votaciones nunca se llegó al quórum necesario para la elección (la última acabo con un 60% de abstenidos).
El único ganador del día es Giovanni Malagó, presidente del Comité Olímpico, que siempre se decantó por una administración extraordinaria de la federación debida a sus insanables divisiones internas. En las próximas 48 horas el CONI nombrará al comisario de la Federcalcio, que asumirá el cargo por un mínimo de tres meses y tendrá la complicadísima misión de volver a poner en orden el fútbol italiano tras su peor crisis en los últimos 60 años.