Los Hispanos y la revancha pendiente
Los Hispanos, incluso cuando aún no eran apodados los Hispanos, se subieron al tren glorioso, a eso que se bautizó como Edad de Oro del Deporte Español y que inspiró frases tan bravuconas como: “Soy español, ¿a qué quieres que te gane?”. El balonmano conquistó el Mundial en 2005, antes que el baloncesto y el fútbol, y luego repitió en 2013. En los Campeonatos del Mundo tiene una puntería infalible en las finales: ha ganado las dos que ha disputado. Y ambas con suficiencia. El Europeo es el caso contrario. España ha jugado cuatro finales y en las cuatro se ha colgado la plata: 1996, 1998, 2006 y 2016. Este domingo encara su quinta oportunidad. ¿Será la vencida? En este deporte es complicado de saber, porque hay una decena de selecciones igualadísimas. Aunque algunos detalles invitan al optimismo.
El principal es la inercia positiva. Después de perder ante Eslovenia, los Hispanos se vieron en el precipicio, dejaron de depender de sí mismos. Fue un punto de inflexión. La República Checa nos echó una manita y ya no se desaprovechó la bola extra. Primero se jugó un partido brillante ante Alemania, que condujo a la semifinal. Y ahí se firmó una actuación soberbia que ahogó a la bestia negra, al mejor equipo del mundo: Francia. Ni siquiera la última lesión minó la moral. Al revés. Para sustituir a Pérez de Vargas vino el mítico Sterbik, achacoso para jugar un torneo entero, pero pletórico para lucir en un par de partidos. Las dos últimas finales europeas se cedieron ante Alemania y Francia, a las que se ha dominado aquí. ¿Saben quién nos ganó en la anterior? Pues sí: Suecia. Otra revancha pendiente.