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Nacho, el oculto peso pesado del Madrid

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El fútbol suele producir un tipo de jugador que no es una estrella para la gente, pero es esencial para el equipo. Pocos como Nacho, el magnífico defensa del Real Madrid, cumplen tan bien con este presupuesto. Pertenece a una estirpe que ofrece varios casos en el fútbol español: De Marcos (Athletic de Bilbao), Gabi (Atlético de Madrid) o Xabi Prieto (Real Sociedad). Por diferentes que sean sus cualidades en el campo, todos comparten su ascendencia moral en los equipos, el reconocimiento de los hinchas y una generosidad extraordinaria.

Es fácil reconocer a esta clase de jugadores. Siempre están al servicio del equipo, gane o pierda. Nunca sufren de ego, enfermedad cada vez más habitual en el fútbol. Nunca se arrogan méritos en la victoria y jamás sufren la derrota como algo personal. Sufren por el club. El caso de Nacho es significativo en este aspecto. Desde hace un tiempo, un tiempo que generalmente no ha coincidido con buenos resultados del Real Madrid, Nacho aparece después de los partidos como portavoz del equipo, una tarea que generalmente se reserva a los capitanes, los más veteranos y, muy de vez en cuando, la estrella del equipo. Lo más notable es que Nacho se explica fuera del campo con la misma eficacia que dentro. Siempre resulta creíble y sensato.

Otra característica que suele definir a estos jugadores es su voluntad de superación, muchas veces en condiciones adversas. De Marcos pasó un par de duras temporadas en el Athletic antes de emerger como titular. Gabi abandonó el Atlético, jugó cuatro temporadas en el Zaragoza y regresó con 28 años. Nacho nunca figuró entre las presuntas estrellas de la cantera. Ha conquistado su prestigio con inteligencia y fiabilidad. Parecía destinado a un papel muy secundario en la plantilla y ahora mismo es el segundo jugador del Madrid con más minutos disputados esta temporada.

Un problema de jugadores como Nacho es el prejuicio que pesa sobre ellos. Proceden de la cantera y no tienen padrinos, ni mediáticos, ni en sus clubes. Su progresión depende exclusivamente del aprovechamiento de las oportunidades, la mayoría de las veces en condiciones de precariedad. Con respecto a Nacho, el otro gran prejuicio ha sido la estatura, y ese problema no se puede ocultar. Los centímetros no crecen con la edad.

Nacho ha confirmado, sin embargo, que el talento y la voluntad son mucho más importantes que estereotipos como la estatura. Es relativamente pequeño para su condición de central, pero su velocidad es muy superior a la media de los defensas y su detente vertical es más que notable, lo mismo que su elasticidad y timing para cabecear. A todas estas cualidades, añade otra esencial: una atención extrema. A Nacho le gusta defender, algo que es menos corriente de lo que parece.

En una temporada francamente complicada, el rendimiento de Nacho ha sido excepcional. Sin duda, figura entre los dos o tres mejores del equipo. Su influencia es cada vez mayor en todos los aspectos, incluido el atacante. Ha marcado cuatro goles, con recursos notables en algunos de ellos. Para el Real Madrid, Nacho es una bicoca en todos los capítulos. Nadie teme por su rendimiento. Es una garantía en cualquier posición de la línea de defensiva y un ejemplo poco común cuando no juega. Si no hay sanciones y todos los defensas están sanos, será muy raro ver a Nacho entre los titulares de los grandes partidos del Real Madrid. Es el último desafío que le falta por cumplir. Ocurra o no ocurra, su peso en el equipo es de calibre superior.